Capítulo 81 | y ahí estás, y ahí estoy, y nadie lo cree

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Kapitel 81 | och där är du, och där är jag, och ingen tror på det

Caminé por el área vip disfrutando del ambiente extravagante y sensual que se formaba debido a la música, las luces, y algunas personas bailando alrededor de sus mesas.

Me senté en la barra observando frente a mí a un bartender que dejaba a la vista todo su torso marcado. Tenía ese porte italiano con su mandíbula marcada y bíceps tatuados que eran un excelente incentivo a pedir. Sonreí en su dirección, llamando su atención inmediatamente.

—Pareces extranjera. —Me habló en italiano con una sonrisa coqueta cuando me senté en un banquito frente a èl.

—Supongo que me estás halagando. —Respondí disfrutando de la atención.

Él río ante mi comentario. Tenía un aire pícaro que podía hacer más fácil el trabajo en la barra.

—Sinceramente lo hago. —Contestó. —Mis ojos se encuentran encantados por tu presencia.

Asentí. Sabía lo que lograba, pero a la vez, me aburría conseguir cosas fácilmente. Hice un mohín.

— ¿Qué me ofreces?

—Tristemente solo puedo ofrecer alcohol. —Jugó, tomando mi pregunta a su favor haciéndome elevar una de mis cejas en su dirección.

Sonreí nuevamente. Había captado mi atención.

— ¿Políticas del club?

Eso le hizo reír con notoria diversión, deslizando sus ojos verdes por todo el club antes de dejarlos caer sobre mis ojos.

—El señor Lefebvre es partidario al libre gozo. —Señaló. —Y en el reglamento corporativo lo único señalado es «No dejar ir al cliente sin satisfacer sus necesidades».

— ¿Y entonces por qué solo me ofreces alcohol?

—Porque pareces fuera de mi alcance. —Respondió casualmente. —Y porque el joven de ojos azules que se encuentra en la mesa en la que estabas, no quita sus ojos de ti. Lo que me hace deducir, que tú eres su presa o ahí hay una historia intensa.

» Y yo no pretendo meterme en líos que atenten contra mí vida. —Sonrió antes de hacer una reverencia, observando detrás de mí. —Señor.

Giré mis ojos al hombre que se posicionaba justamente al lado de mí con sus ojos rasgados fijos en el bartender. Llevé mis ojos a él, deslizándolos por toda su silueta, disfrutando la vista. Rasgos asiáticos fue lo primero que capté. Cabello teñido en un rubio claro y atado en una ligera colita, un traje a la medida que lucía sutiles bordes dorados con trazos finos y llamativos que le daban un aire más interesante.

Había una cinta negra en su cuello que lucía coqueta, y aunque desprendía imponencia, también desprendía picardía.

—Imagino que tú eres el señor Lefebvre. —Murmuré llamando su atención, provocando que pudiera ver su rostro a la perfección. Lo primero que capté fueron lentes de contacto azul, sombra de ojos y labios regordetes totalmente rosáceos.

Me miró de arriba abajo deslizando lentamente sus ojos por todo mi cuerpo antes de volver a mi rostro cubierto por los lentes. Suavemente, la comisura derecha de su boca se deslizó hacia arriba con encanto.

Los juegos de una Traición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora