|EXTRA| UNA ALIANZA ES CUÁNDO HAY MÁS DE UNA MENTE ADECUADA EN CADA ESLABÓN.

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—Suecia, 10:20 AM. Una semana antes que Haise Volkov decidiera estallar la primera bomba en Suecia.

Natsuki.


Jamás había visto una contienda tan extraña como la que actualmente pone en alerta cada minúsculo espacio criminal en el terreno global. Hay demasiadas faltas en los detonantes, demasiados huecos y demasiados ojos fanfarrones. En este punto, todos sabemos qué quiere cada quién, pero no sabemos si alguien más trae consigo en este proceso, una mentira.

Suecia me recibe en un día lluvioso, mi avioneta se oculta entre la maleza de una montaña boscosa repleta de una fauna verdosa y frondosa. Mis fosas nasales inhalan un tipo de vegetación sana, y en parte es triste. La pelea que va a darse en este país solo va a dejar cenizas.

— ¿Seguro que quieres intervenir? —La voz de Nagisa, tan calmada hace que gire mi cuerpo hasta donde se encuentra. Mantiene lentes de sol y un costoso traje vinotinto luciendo como un cabecilla de la Yakuza. Baja los lentes al puente de la nariz mientras un campo de protección se crea a nuestro alrededor por nuestros propios hombres. —Podemos perder en cualquier momento, y todos los Shōtoku están en Suecia. Nuestro padre no está de acuerdo. No es una pelea nuestra.

—No, no es una pelea nuestra. —Admito observando nuevamente la vegetación, encantado con ella. —Pero la contienda que va a darse aquí, puede afectar el rendimiento de la Yakuza. Lo que va a pasar aquí va a afectar el mundo en todos los ámbitos que ella quiere, económico, social, ambiental... Tiene las armas necesarias para alterar la paz mundial si quiere.

» Lo que va a pasar aquí va a destruir las redes de mafia, y se van a alterar poniéndose de pie, para unirse, para influir o para simplemente tomar una ventaja. —Respondí. —Una de las razones por las que Hidan Sjøholt la ha ayudado tanto, es que su coeficiente trabaja para no mantenerse jamás en desventaja. Inclusive, Daisuke es una pieza fundamental en toda esta contienda, Daisuke es uno de los que podrían sufrir las repercusiones de lo que va a pasar aquí.

—Un genocidio no es algo a lo que yo estoy de acuerdo. —Mencionó Jin, no tuve que girarme para saber que se encontraba al lado de Nagisa. —Sillian Illolent tiene demasiados inventos y todos son una tragedia fija a cualquiera a quién él quiera destruir.

—Suenas encantado.

—Natsuki, no es un juego.

—Quieran o no, es un riesgo que hay que correr. —Alegué. —Era sencillo mantenerse al margen antes, ahora, debemos ser partidarios en esto. La Yakuza no puede quedar por fuera, porque si el bando al que sirve Lucielle pierde, de todos solo quedarán los rastros.

Pasos resonaron cerca de nosotros alertando a los hombres que se pusieron en posición. Como si el terreno fuera algo que dominaban, tres figuras caminaban hasta donde nos encontrábamos. Dos hombres y una mujer. Gabardinas, lentes de sol y pasos muy arrogantes con una firmeza elitista.

Sin evitarlo, mis ojos cayeron con interés en la mujer que caminaba con ellos vistiendo un pequeño vestido negro con botas altas. Desbordaba un tipo de autoridad curiosa, caminando como si fuera un igual con todos nosotros.

—Natsuki. —Habló mi hermano en voz alta cuando quedaron frente a nosotros. —No sabía que traerías a toda la familia.

Eleve mis cejas.

Los juegos de una Traición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora