Capítulo 77 | Renacer de la traición

1.5K 170 131
                                    

━━━━━━ ♛ ━━━━━━

━━━━━━ ♛ ━━━━━━

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

━━━━━━ ♛ ━━━━━━





Kapitel 77 | Återfödd från svek

TOMO I: LARSON

En algunas ocasiones se dijo que el demonio era una mujer porque la mayoría de las veces, el único destello ante tanta malicia era un rostro seductor. Sin embargo, esto podría ser una verdad a medias.

Existe un inicio para todo, por lo que iniciaremos con un recuerdo lejano que nadie sabe si es el que necesitas saber para poder entender el desenlace de esta historia. Siempre se pensó que la historia empezaba por dos hermanos... No fue un pensamiento erróneo, pero la mirada estuvo siempre en aquellos que podían ver. Y ahí, los pasos en falso son simplemente un deleite.

Sin embargo, lo más relevante en todos los inicios es que son vitales para el desenlace, porque alguien una vez dijo que los primeros pasos siempre son engañosos.

— ¡Lars! —Gritó Octavious mientras seguía a su hermano mayor por todo el jardín principal que utilizaban los Hodwerdflez para entrenar. — ¡Hermanito!

Larson Hodwerdflez con tan solo siete años ya tenía a su padre encantado y a toda la familia adorándolo. Primogénito en matrimonio, un prodigio en todas las artes que se necesitaban para liderar la mafia y engrandecer el apellido Hodwerdflez aún más.

— ¡Lars! —Volvió a gritar el pequeño de cinco años mientras observaba como su hermano mayor lanzaba flechas en algunas dianas. La destreza era su mayor virtud. Era un niño apuesto, destacaba los genes de los Hodwerdflez, pero le daba su propio toque con la malicia única que por naturalidad demostraban sus facciones. Larson Hodwerdflez era un niño arrogante, pero encantador. — ¡Lars!

Con tan solo cinco años, Octavious quería llorar. Le gustaba la atención, y no era muy bueno en sus tareas. Constantemente su padre siempre lo comparaba con su hermano mayor y eso le provocaba una tristeza insufrible que lo hacía llorar por horas. Porque con cinco años, Octavious Hodwerdflez sabía que su padre no lo adoraría como a su hermano, y a esa edad también entendía que todo lo que ya dominaba su hermano, él no lo entendía.

Observó cómo su hermano montó en Maximus, su caballo personal para poder perderse en el bosque que rodeaba el castillo Leingharts. Sus pequeñas piernas cayeron en el asfalto de la mansión en la que vivía y sus ojos azules se cristalizaron porque no era la primera vez que su hermano lo dejaba, casi nunca estaba. En la enorme mansión de los Hodwerdflez se sentía solo, pero en la mansión Leingharts aún más.

A unos cuantos metros y en una perfecta vestimenta se encontraba una mujer. Preciosa y elegante, de cabellera negra y ojos verdes: su madre. Emily Leingharts era su nombre. Ella era una buena madre.

Lo era cuando le tocaba fingir.

O simplemente lo era con su hermano Larson. Sencillamente porque Emily no era su verdadera madre. Su padre había tenido un amorío con la mujer que se encontraba encadenada en el ático dónde constantemente era torturada. Esas torturas, Emily se las hacía ver a Octavious desde sus primeros años de vida.

Los juegos de una Traición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora