Anfitrite: Ocean Eyes || KookMin

78. Trono

—Esa ropa-

— ¿Uh?

Namjoon niega con la cabeza y continúa su camino. Yoongi se ve un instante ¿Qué tiene de malo o raro su ropa? Sujeta a su cuello por una gargantilla, mangas que dejan sus dedos fuera, cubriendo el brazo y los hombros desnudos. Pantalón negro como el resto de la vestimenta y botas de un tacón ancho pronunciado. Es un poco más fresco de lo que usa normalmente, pero no lo considera anómalo o del otro mundo. Frota su rostro con ambas manos, cansado.

Apenas un mes y medio de haber preparado todo y se siente como una eternidad. Un mes y medio con Soonyoung lejos que pesa más que nada. Quisiera llamarlo, pero sabe que contrario a ayudar, hará que el niño se desespere el doble por volver. Es un hijo del mar al que están castigando al echarlo. Sin mencionar que la costumbre escandalosa de su primo hermano se le está pegando.

No hay tímpano que sobreviva si ambos lloran al mismo tiempo.

Se detiene al entrar en la sala del trono y mira el mismo. Rememorando la última vez que Jungkook estuvo ahí sentado, Jimin a la derecha y en general una imagen perfecta de lo que es un matrimonio real. Da un suspiro, sentándose en el trono principal, perteneciente al rey y cerrando los ojos para dormitar en el mismo. Quiere descansar. Quiere soñar que todo esto termino y que, de esa manera, su tristeza no siga intentando halarlo al mismo abismo que estuvo hace un año. Cuando su cicatriz estaba abierta de par en par exhibiendo el dolor aún fresco en él.

Ahora está cerrada. Apenas evidente en su rostro. Una franja color piel con ligero relieve que a nadie molesta a la vista, anunciando lo poco que falta para que Yoongi vuelva a ser el mismo.

1. Tierra de temblores

—Es su culpa.

—No lo es. Es mala por no decirlo, pero no la hace culpable.

— ¡De todos modos ya no la quiero!

—Bueno, eso es cosa tuya. —Beomgyu se encoge de hombros al respecto. Soobin lleva a Soonyoung en los hombros, paseando con el niño que vive con los ojos llorosos

— Es que no puedo creerme que Sunmi lo supiera y aún así no hiciera nada—suspira Hueningkai—. Es tan... deprimente. —Concluye el adolescente cruzando los brazos.

—Sí, pero no es su culpa—Insiste Yeonjun—. Es culpa de la diosa que no la dejó hablar. Además, si me dieran esa oportunidad también me iría para no morir. Es normal.

—Cualquiera lo haríamos. —Apoya Beomgyu.

—No borra que es algo malo. Se entiende, pero se debe recordar. —dice Taehyun y sus hermanos asienten de acuerdo con ello.

La realidad los hace sentir heridos, pues la impresión que tenían de Sunmi fue cortada de tajo por ella misma. No obstante, aun si Namjoon no sabe nada –lo dudan-, consideran que no es algo que deban decirle ellos. Es un asunto entre Sunmi y Namjoon. Conocen lo que su padre adoptivo siente por la mujer, que es quien lo ha ayudado a recomponerse casi al cine por ciento.

No quieren que vuelva a estar así de deprimido y destruido. No es algo que los concierna del todo. Son adultos que saben cómo lidiar con sus problemas. Confían que aun si esto es cierto, Sunmi no ha sido deshonesta en nada más. Un solo ¿Error? que tiene una justificación factible, no puede manchar toda una trayectoria de buenas intenciones.

Es imposible volver a quererla como antes.

No así aceptar que la vida debe continuar, el rencor los contaminaría e impedirá ser felices.

—Pasamos demasiado tiempo con Namjoon. —dicen a la misma vez con cara de asco. Soonyoung se abraza a Soobin.

—Namu.