Jungkook anda con mala expresión, viendo de tanto en tanto a quien camina a su lado. Jimin lleva una prenda muy ligera encima. Apenas lo cubre por lo gruesa de la tela, pero a cada tanto se le desliza por el hombro. Lo normal. Muerde su labio inferior y golpea la lengua contra su mejilla.
La idea no le gusta. No quiere que Jimin se someta a nada aun si esto puede ser un beneficio. La profecía está justo ahí y una amenaza de muerte ocasiona mayor alteración en su inquieto sistema. Toma un respiro profundo, intentando calmarse. Es capaz de confiar en que Jimin puede manejarlo. No duda de él.
Duda de que tan mañosa será esta actividad. No conocen casi nada de Yonaguni por la hermeticidad del lugar. Los acuerdos que hay por detrás y las pocas ganas de inmiscuirse en un pleito por intentar saber; puede pasar una autentica desgracia. Tiene miedo de ello. Demasiado.
Sin mencionar que la emperatriz ni siquiera se ha dignado a aparecer frente a él. Ni que me interesara estar con ella. Entran a una sala enorme y que, con su techo de cristal, permite ver a la poca profundidad que se encuentran. Que hay luz de luna iluminando el lugar.
—Este lugar es muy distinto al resto del palacio. —dice Yoongi en voz baja, viendo arriba. Jungkook levanta una ceja, curioso de ello y la risa de Momo interrumpe cualquier pregunta que pudiera hacerlo.
—No me sorprende que puedas percibirlo. De los tres, eres el más inmiscuido en el tema de lo sagrado—Yoongi baja la vista, encarando a Momo, quien va acompañada de dos mujeres. Ambas con un collar de diamantes en torno a su cuello como una gargantilla y kimonos florales combinando con el suyo—. Sean bienvenidos a esta sala. Lugar donde la Anfitrite y sus intenciones de tener nuestro conocimiento serán juzgadas—Presenta con las manos juntas, acercándose—. Un placer verlo, rey Jungkook.
—Quisiera decir lo mismo. —responde malhumorado. Jimin niega con la cabeza.
— ¿Podemos empezar ahora? No quisiera estar lejos de mi hijo por mucho tiempo. —informa Jimin, apurado.
—Aquí no pasará nada. —afirma una de las mujeres acompañantes, Sana.
—Este es el lugar más seguro del océano. —Confirma la otra, Mina. La cual estuvo husmeando durante la conversación de Jimin y Momo en el salón del trono.
—Eso me dijeron de la Atlántida y criaturas del abismo con más de dos metros de altura estuvieron a poco de matarme—Agrega con gesto malhumorado—. ¿Y bien? —Insiste hacia Momo. Ella asiente con la cabeza y puntúa un lugar con la mano.
—Tan solo debes de ponerte ahí y lo demás, estará hecho.
Jungkook junta las cejas. No hay nada muy especial en el lugar. Tan solo un enorme pozo de agua. Similar al que hay en la sala de magia de Yoongi. Jimin le da un apretón en la mano, sonriendo para darle confianza a su esposo que le devuelve el gesto. Tuvo ganas de tirar de él para que no fuera, pero lo resistió y sigue con la mirada a medida que avanza.
Jimin se coloca sobre el enorme pozo de agua, reflejando perfectamente la luna. Lo recuerda mucho a la isla que estuvo visitando para ver a Jungkook. Toma un respiro, intimidado de que el agua se levante. Yoongi analiza la situación, queriendo descubrir la naturaleza de esa masa acuosa que se mueve por voluntad propia.
Rodea a Jimin con hilos delgados, cada vez más anchos hasta que finalmente lo atrapan en una burbuja enorme. El coreano entrecierra los ojos, aguantando la respiración por la sensación tan pesada que transmite esto. Jungkook muerde su labio inferior y da toques con el dedo índice. Esperando que es lo que sigue.
Así que la nueva Anfitrite. Hace mucho que ninguna venía a Yonaguni. Es extraño. Nunca les interesa nuestro territorio ¿Por qué has venido aquí?
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Anfitrite: Ocean Eyes || KookMin
Fanfiction"Anfitrite que su corona siempre ha de llevar, es rey del mar. Un poder sin igual: Prendar al que tiene al océano en su mirar y ahí siempre nadar para enamorarlo cada vez más. El océano les pertenecerá por la eternidad." Long-fic. Atlantic!AU Pairi...