10. Camino Iluminado

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Estando en su habitación siente mareos enormes. El mundo entero le tiembla y eso es mucho decir considerando que a veces hay ondas visibles consecuencia de las corrientes subacuáticas. Se lleva una mano al cuello, con la misma sensación de quemadura aquejándolo con violencia e irritando su piel frágil en un punto tan vital.

Toma apoyo en la cama y jadea, esperando que lo que tenga que venir, venga. Youngjo está escondido en algún punto de la habitación. Es incapaz de saber cuál con exactitud. Levanta la mirada y abre más los ojos por el susto que le trae hallar a esa persona frente a él.

—Jung- N-no, estoy alucinando, es para-

— ¿Alucinando? Claro que no estás alucinando ¿Por qué lo crees así, Minie?

Frunce el entrecejo. Este no es Jungkook. Es una alucinación nada más, una muy vivida que le está acariciando el mentón, sonriendo dulcemente y continuando con los mimos desde las mejillas hasta el cabello. Lo aparta con suavidad de sí. Jungkook continúa con esa expresión tranquila y amorosa que recuerda extrañamente bien. No va a quejarse de ello. Incluso necesita verla para que se refuerce en su memoria. Jungkook da algunos pasos alrededor de la habitación y señala la cuna.

— ¿No debería haber un bebé aquí? Al menos uno. —cuestiona con sencillez, divertido en menor grado y juguetón al mencionarlo.

Antes de responder con un "sí" entra en cuenta de lo que dijo y se apresura a ver. La cuna está vacía. No hay ninguno de los dos bebes ahí. El aun ciego bebé de casi un año o el escandaloso que pronto llegara a sus tres meses de vida.

— ¡JEONGHAN! —llama al grito, con desesperación profunda en su voz chillona.

—Parece que no te oye-

— ¡JEONGHAN! ¡DONDE...! A-ah...

Intenta retroceder a la habitación de nuevo, sin poder hacerlo pues la puerta no está ahí ¿Qué clase de droga hacen bajo el agua? Todos los que buscan alucinógenos en tierra estarían más que fascinados de tener esta. De algún modo que no es claro, pues tampoco tiene forma de serlo, está en el palacio de la Atlántida. Como si hubiera salido de su habitación matrimonial y no la que se encuentra en Vanaheim. Toma la capa de su ropa y empieza a correr por el pasillo. Quedarse quieto tal vez implique un mal.

O tal vez no ¿Esto es una alucinación? Ya no está seguro de nada.

Una risa lo distrae totalmente, armoniosa, lánguida y muy fácil de reconocer— ¡Hobi! —Llama a uno de los tantos pasillos del palacio. No hay respuesta, solo más risa. Avanza apenas cuando distingue una silueta corriendo a la derecha, similar a los juegos que tan infantiles tenían para aliviar su cansancio. Por impulso al persigue, escuchando cada vez más constante el sonido hasta que otro se superpone.

— ¡JIN! —No puede reprimir una sonrisa. Quiero verlos, los extraño mucho. Continúa con esa persecución. Escuchando a Jin tararear, a Hoseok reír y los pasos que parecen siempre alejarse de él. En un principio buscando a su bebé, en segundo lugar buscando a sus mejores amigos.

Recibe un parón enorme al momento de llegar hacia el jardín. Lugar que tendía a frecuentar con Hoseok. Cada semana sin falta al menos tres veces. Hay un hilo de líquido rojo en el agua que lo impide continuar de largo, sino obligado a dirigirse en dirección a dicho hilo. Al girar la cabeza se encuentra con sus dos amigos. Hoseok con una risa discreta y Jin tarareando, ambos dándole la espalda. Usan ropas blancas, demasiado simples y que lo hacen pensar en los rituales donde hay sacrificios.

— ¿Qué están usando? Es raro que-

Grita por la repentina flecha lanzada hacia Jin. Este se gira, con la mano en torno al objeto filoso que lo hace sangrar. Apenas se aproxima el pez Beta inclina la cabeza, sus voluminosas aletas movidas por la delicada corriente. Intenta abrazarlo por escuchar como la cuerda del arco se prensa. Cree que van a atacarlo nuevamente, pero al solo intentar tocarlo se vuelve polvo negro, cae en la arena, es arrastrado por el agua.

Anfitrite: Ocean Eyes || KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora