45. Familia incompleta

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—Claro queda que la emperatriz no es capaz de hacerse cargo de su lugar por sí misma. Dejando pasos a extraños, a personas capaces de contaminar todo nuestro-

— ¿Extraños?

El silencio surge por primera vez en la enorme sala del trono. Momo entorna los ojos hacia Jungkook, quien fue el primero en alzar la voz. El hombre avanza un par de pasos, con el cabello totalmente recogido en un peinado coreano que Jimin le hizo, apenas un par de mechones enmarcando su rostro; la ropa negra que delinea su cuerpo y una capa ancha encima de uno de sus hombros, apenas flotando por su avance.

—Parecen estar olvidando que el regente del océano soy yo. Si yo considero que las pestes son ustedes, lo son. Su majestad tomó las prevenciones necesarias para cerciorarse la veracidad en mi puesto—Jimin sonríe discreto, Jungkook a veces consigue ser muy dramático—. Y siendo que seguimos aquí, no somos extraños, somos visitantes—Entrecierra los ojos—. Por no mencionar ¿Cómo son capaces de hablar con tal falta de respeto a su emperatriz?

—Yo diría que se creen al mando, cuando la corona no es de ellos—silba Yoongi desde su lugar, con su gesto irritado consiguiendo asustar más a la cámara de nobles—. La pretenden con furor, sin entender que quien decide sobre ella, es la emperatriz. —Acaba en un siseo.

—Ustedes deberían entender mejor que nadie que la corona no puede estar en las únicas manos de una-

— ¿Mujer? —Completa Jimin—. Ha mantenido este imperio sola por más de un año. Yo diría que poca compañía le falta. Se casará cuando lo considere pertinente, quiera un heredero o demás motivos que solo le incumben a ella. Considerando las pocas ganas de alianza que tienen, ni siquiera hay urgencia de matrimonio externo.

—Me veré en la necesidad de intervenir si continúan con esta movida fuera de lugar. —informa Jungkook.

—No puede hacer eso. —Recrimina uno de los hombres mayores—. Este imperio no obedece a los atlantes y mucho menos a un rey tan joven incapaz de comprender nuestras tradiciones.

—Sé que algunas se deben romper. Entre ellas, que una mujer necesite marido para estar en el trono—Replica sin mucho interés. Las puertas de la parte trasera son abiertas—. Ahora, si continúan insistiendo, me veré en la necesidad de formar un nuevo consejo yo mismo.

Una gran cantidad de tiburones empieza a ingresar a la sala. Uno de ellos se detiene junto a Jimin, llevando a Wooyoung en el lomo. La Anfitrite toma a su hijo y lo carga, aguantando la risa por el pánico que cunde ante la amenaza de Jungkook. Momo observa todo con rotunda satisfacción de cómo la mayoría cede ante la orden y solo pocos necios retroceden maldición, exigiendo la partida de los tres nobles de la Atlántida.

—Sí. Me lo imagine. —silba y los que se quejan son sacados a empujones, devorados fuera de la sala. Jimin avanza hacia la salida trasera de la sala del trono. Desinteresado en ver la masacre. Wooyoung ríe, atrayendo a un par de los animales. Los más pequeños que quieren jugar con él.

Jungkook gira hacia Momo.

—Ahora si puede llevarnos a la biblioteca, habiendo cumplido nuestra parte del trato. —Momo asiente de acuerdo, levantándose de su lugar y los nobles restantes huyendo apenas se ven con la oportunidad.

— ¿No cree que esto me traerá más problemas más tarde? —cuestiona Momo a Jungkook, Yoongi ríe entre dientes y Jungkook niega con la cabeza.

—Si realmente tienen la suficiente capacidad mental, entenderán el mensaje. —afirma relajado al respecto y momo se inclina un poco, curiosa.

— ¿Y ese mensaje cual puede ser...?

—Algunas viejas tradiciones han de morir junto a quienes las apoyan. —Concluye con una sonrisa creída.

Anfitrite: Ocean Eyes || KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora