23. Rosa de Invierno

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—No están cómodos fuera del agua.

—Deben acostumbrarse a estar dentro y fuera. Llévatelos en un par de horas. De momento, se quedarán aquí.

Jeonghan asiente, viendo a Jimin dividir por capas la enorme cantidad de cabello que tiene, llenándolo con esa crema de olor fuerte y extraño. Siente mucha pena por los terranos de cabello oscuro. No pueden cambiar el color con sencillez ni siquiera intentándolo. Deben pasar por todo este proceso: Decolorarlo, lavarlo, despuntarlo, etc. Es una molestia.

Por esto y mil razones los terranos no son tan geniales. Jimin mira a Jeonghan desde el reflejo y el sirviente sale, sabiéndose no deseado en el entorno. Es imposible decir que la Anfitrite está mejor. Si bien es cierto que, a la hora de fingir, alcanza a mantener una postura y presencia digna de él, al final de su imagen son sus ojos los que desmienten la ilusión.

No está bien, ni siquiera un poco, pero debe disimularlo lo máximo posible. Jimin baja los brazos, descansando con el enorme tazón lleno de decolorante. El olor lo empieza a marear lo suficiente para mantenerlo despierto. De otra forma, seguro acabaría durmiendo. Escucha a Wooyoung quejarse por los constantes toques de Soonyoung. El niño ahora vidente es un terremoto edición pequeña.

Todo lo quiere tocar y es que descubrir los colores y figuras es toda una expansión de su vida en general. Habiendo vivido un año entero con la limitación de la ceguera y dependencia de sonidos. Al escuchar a Jimin en su propio mundo, tarareando cualquier cosa sin nada en especial, no puede evitar reírse.

Lo hace feliz y es uno de los pequeños rasgos que tiene en similitud con Hoseok: Jimin emitiendo sonidos armónicos, comportándose como una mítica sirena cantarina, es algo que lo hace sentir contento. Acaba de ponerse el decolorante en todo el cabello. Tan largo que hizo falta más del triple de lo que ha usado jamás. Suspira, enrollándolo todo hasta ponerlo en un moño sobre su cabeza. Tira los guantes a un lado y se acerca a Wooyoung para cargarlo.

—Está jugando nada más. —Repone con una sonrisa. Su bebé tiene un crecimiento ligeramente acelerado. Propio de los atlantes. En lugar de ser de tres meses literales, va por el quinto y puede sentarse sin problema.

Es muy flojo para mantenerse sentado, pero puede hacerlo.

—Es tu primito, juega mucho con él ¿Sí? Sean buenos amiguitos. —Incita y Wooyoung arruga la cara. Complicado saber si es por el olor en el lugar o por entender a medias lo que Jimin dijo.

En su mente, tener a otro niño molestándolo es sinónimo de amenazar con llorar y nadie quiere que llore. Se arrima a Jimin y este ve como Soonyoung estira los brazos con expresión pucherosa.

—Mimi, Mimi—Abre y cierra las manos, su expresión preocupada y trágica—. Mimi. —lloriquea. Jimin hace un esfuerzo por cargarlo a él también.

Tararea con ambos así. Le duelen los brazos, pesan muchos y si bien puede estar todo el día cargando a uno, con dos es casi imposible. Incluso cuando los lleva en el pecho o la espalda. Empieza a creer que no hace más que debilitarse con el tiempo. Como si el mar estuviera succionando directamente toda su fuerza para dejarlo seco. Mueve el cuello, con la sensación de incomodidad presente sin falta. Suspira, sentándose y teniendo a ambos en sus piernas apenas.

— ¿Les gusta? —pregunta mostrando las hojas de papel con los trazos de los que serán sus tatuajes—. Es un dibujo que voy a llevar—Soonyoung intenta tomar la hoja—. Se supone que es algo que duele, pero a este punto de indolencia, haber escogido un dolor como este, ni siquiera será molesto—Les da un beso en la cabeza a cada uno—. Sus padres tienen marcas naturales. Ojalá fuera como ellos...

Continúa hablando sin seguir una verdadera línea específica. Solo usándolos como medio para sentir que le dirige la palabra a alguien en lugar de hablar solo. Los abraza, los besa. A medida que profiere palabras, acurruca a sus pequeños críos. Su pequeño capullito de invierno y su sobrino, que es a secas una flor nacida en la primavera a punto de ser verano. En el perfecto límite entre ambas. Alumbrada por un sol invaluable que ya no le da su calor.

Anfitrite: Ocean Eyes || KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora