25. Víbora Provocada

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—Tengo un presentimiento terrible.

— ¿Alteza?

—Viste que todos los cardúmenes vienen en nuestra dirección y huyen lejos del área norte—S. Coups observa como efectivamente siguen la misma ruta. Si bien es cierto que han pasado muchos peces, delfines, focas, ballenas y demás criaturas, lo que no había notado es su coincidencia en el camino, así como el apuro en ello—. Algo va a pasar en el norte y están huyendo.

—Extraño considerando lo quietos que han estado por la ola de tristeza.

—Temo lo que pueda ser. Quiere decir que es sumamente grave. Quizá tenga que ver con la sangre negra. —Exhala con agotamiento. Necesita dormir y ha podido hacerlo gracias a que nadie se está moviendo. El problema recae en que es posible que suceda en cualquier momento y es urgente mantener la consciencia.

No quedarse plantado a dormir para reponer energías e impedir someterse a demás conflictos emocionales. Jimin está estabilizándose, apenas lo suficiente para no dejarlo del todo solo con el mar entero y su carácter. Aun así, es apenas un diez por ciento cuando debería ser un cincuenta de cada uno.

Está haciendo el noventa por ciento del trabajo. Agradece que con los días baje de porcentaje, mas teme que con esta mejoría venga a acompañar una desgracia precisamente donde su esposo y su hijo están. Exhala con cansancio, frotándose el rostro con las manos. Escucha a todos los animales desesperados por huir.

¿Huir de qué? Solo ellos lo pueden entender. Escondido en su instinto de supervivencia y predicción natural. A veces los animales son incluso más fiables que cualquier análisis. Anda hacia un delfín que nada de forma dificultosa y lo ayuda a ir a la superficie. Se muerde los labios, acariciándolo para que recupere su respiración y pueda continuar.

Sea lo que sea, quizá sea hasta peor que la sangre negra. No tiene como saberlo ahora.

~ * * * ~

— ¿Seoho? Una vez intento matarlo, yo lo impedí.

—Eso me lo contaste, pero también mencionaste con qué intento hacerlo.

—Sí. Fue un cuchillo. Una daga cualquiera. La tiré por la ventana. No he visto que la recogiera y no la ha vuelto a usar nadie... al menos no lo recuerdo—medita ladeando la cabeza y viendo arriba—. ¿Por qué la pregunta, Anfitrite?

—Nada. Gracias por decirme.

Youngjo hace una reverencia con la cabeza antes de marcharse, desapareciendo a mitad de camino por su gran camuflaje. Jimin toma asiento y carga a Wooyoung, llenando de besos sus mejillas rellenas y nariz respingona. De momento, tiene lo más característico de Jungkook y suyo: Nariz pronunciada, mejillas suaves.

Espera que se quede así por siempre. No se considera capaz de aguantar el apretarlas. Le muerde y logra que ríe de manera extraña, sin dejar de lado su escándalo usual. El bebé más chillón que nadie haya conocido. Incluyendo a Jeonghan que se da con un oído perdido de lo fuerte que llora o ríe.

Ve a Soonyoung, quien viene a él y choca con sus piernas. Coloca a Wooyoung en la cama para tomar a su sobrino.

— ¿No les gusta cómo me veo? —Saca los labios y arruga la nariz, Jeonghan lo ve de reojo—. Solo cambie un poquito. No es para tanto.

—Mimi.

—Sí, soy Mimi... Tengo que esmerarme más en enseñarte a hablar. —Exhala resignado.

—Mimi amo.

— ¿Ah?

—Amooo.

— ¿Me quieres? —pregunta con una sonrisa. Posiblemente no entiende que quiere decir, pero asiente de todos modos—. Dame un beso ¿Sabes? Beso. —Hace sonar. Soonyoung toma a Jimin de la cara y le da un beso en la mejilla.

Anfitrite: Ocean Eyes || KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora