31. Ballena de Estrellas

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—No creas que desprecio tu compañía, por el contrario, sin embargo, me parece curioso y extraño que hayas decidido venir. Sumado a que te ves... Has tenido mejores días. —Hablar con tacto a su hermano le está costando más que haberse quitado de encima a la criatura del abismo. Esa que quiso arrancarle el brazo desde el hombro y por la cual aún tiene vestigios de la herida.

Cuando estuviera en casa, se eliminaría cualquier posible cicatriz. Jungkook pone las manos en su cintura y mira a Yoongi que permanece en un océano lejano, no precisamente en el océano pacifico donde están parados. Yoongi muerde ligeramente sus labios antes de rascarse tras la oreja.

—Tenía la necesidad de venir, no tengo muy claro por qué. —responde con ambigüedad y Jungkook suspira. Lo ve muy mal.

Está terriblemente pálido. La cicatriz en su rostro más brotada de lo que recuerda la última vez que se vieron en persona. Las ojeras son un punto a destacar por lo oscuras y que decir de las bolsas bajo los ojos. Sus mejillas menos rellenas. Lo cual quiere decir que no ha estado comiendo bien. Yoongi pierde peso en cuestión de días. Más rápido que cualquiera.

— ¿Vas a quedarte mucho tiempo? Hay problemas por aquí y no creo que-

La advertencia de Jungkook queda a medias, interrumpida con voz irritada y perezosa:

—Puedo defenderme solo, Jungkook, para de subestimarme.

—Nunca lo he hecho—afirma con una ceja levantada—. Quien se subestima por sí mismo eres tú. Si tanto quieres estar aquí, atente al peligro que puede significar.

— ¿Por qué? ¿No tienes esta zona resguardada? —cuestiona Yoongi confuso. De por sí, Jungkook luce muy estresado. No hay amenaza de sangre negra o marea roja con lo que pueda excusarlo.

—No tengo manera de hacerlo. Literalmente las criaturas del abismo se han vuelto topos—reclama disgustado, Yoongi entra con él a su carpa y Jungkook se deshace de la capa que va usando, dejando a la vista su cuello, hombros y espalda—. Han salido del suelo de la nada. Intento hacer sondeos, pero me resulta imposible.

— ¿Bajo la tierra? —Arruga la cara—. No pueden hacerlo a la-

—Tengo la teoría de que les dieron algo para poder hacerlo—Relata tomando asiento y ofreciendo un tazón con fruta, Yoongi lo rechaza con un gesto—. La última vez, en el abismo, estaba tendiéndonos una trampa. No están actuando como siempre. Es obvio que Leedo ha estado moviendo hilos desde hace mucho con este tema. —A pesar de lo paranoica de su acusación, Yoongi le encuentra sentido.

Leedo modificó sangre negra; los puso bajo su mando y a pesar de no ser una amenaza numéricamente colosal, está siendo la mayor molestia de todas. Que estuviera ayudando a estos animales carnívoros a ser un poco más avanzados y conscientes, es una de las pequeñas tretas que se suman a su historial.

— ¿Hwanwoong ha dicho algo? Esto tiene mucho, debe saber algo.

—Estaba la mayor parte del tiempo fuera, espiándonos, encontrando puntos débiles de nuestras capacidades y demás. Resumiendo: Era solo un peón más—Toma asiento, desparramado en un diván—. El pobre se creía importante, cuando en realidad a Leedo no le importaba en lo absoluto.

—Que miserable—Rechista—. Tanto para nada—Yoongi toma asiento, cruzando los brazos—. ¿Dónde está ahora?

—Dijo estar escuchando algo y tuvo que irse. Es un selkie, incluso ellos perciben señales extrañas como los animales—responde Jungkook moviendo la mano—. Parecido a la marea roja, estaba demasiado inquieto.

— ¿Qué pudo haberlo llamado? ¿No será algo malo? —Yoongi no quiere pasar de confiado en alguien que los hundió tanto. Que, gracias a él, pudieron atacarlos de forma tan letal para empezar. Jungkook peca de inocente o ya le puso una atadura que lo impedirá irse.

Anfitrite: Ocean Eyes || KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora