Anfitrite: Ocean Eyes || KookMin

60. Doble Jugada

Taehyung se da continuos toques en el labio inferior, hay silencio en tanto todos acaban de acomodarse en sus lugares respectivos. Frunce el entrecejo, es muy lejos, demasiado lejos, pero tiene la impresión de que Namjoon no lleva parche. Da suaves toques a la pierna de Leedo para hacer que se acerque.

— ¿Por qué no lleva el parche en la cara?

—Yoongi tampoco lo lleva, es por cortesía. —responde en voz baja. Pues tampoco alcanza a ver nada desde dónde está. Son casi treinta pisos de diferencia en altura y distancia. Momo se muerde los labios. Por lineamientos, las asambleas no pueden durar más de seis horas y llevan cuatro.

Lo que tenga que decir Jimin, espera que no sea extenso o genera exceso de debate, tendrían que llamar a continuación al día siguiente, con los monarcas y regentes de reinos lejanos volviéndose invitados de las naciones más próximas. Jimin se levanta, Jungkook le da un amistoso apretón en la mano.

—Muchos aquí no me consideran más que una peste o una amenaza por mi ascendencia terrana—Inicia con voz fuerza y las manos enlazadas. Postura calmada y la corriente suave moviendo su cabello y vestimenta—. Y lo entiendo, pues incluso yo consideraría a los míos una peste si tuviera a la mano todo lo que han hecho—exhala con una suave risita—. Sin embargo, quisiera que recordaran que, alguna vez, muchos años atrás, ustedes también estuvieron arriba. Ustedes también estuvieron bajo el sol y el cielo con estrellas. Que aquí abajo hay errores, menos, pero que existen y... No por ello todos son una amenaza, son un desecho... somos humanos por igual. Es lo único que quisiera agregar, pues antes que juzgar por el lugar en que se nace, se juzga por las acciones.

Sabe que dijo una cursilería larguísima que posiblemente muchos ignoren, pues los escucha reírse, hay quienes lo meditan. Con eso basta y sobra. Es algo que siempre ha querido decirles. Echarles abajo la prepotencia y superioridad ante los terranos, siendo que ellos también vienen de terranos, en algún momento de la historia lo fueron y fallaron tanto que la primera Atlántida se hundió.

Son los menos indicados para reclamar a nadie sus imperfecciones.

—Con respecto a la acusación del rey Leedo—Leedo apoya la barbilla en sus nudillos—. Reafirmo mi postura de inocencia. No soy el culpable de la muerte de su esposa ni su hijo no nata, los culpables son criaturas del abismo que el rey Leedo dejó entrar a su palacio.

—Está mintiendo. —dice Leedo, con su voz gruesa tronando en el lugar silencioso.

— ¿Puede explicarnos un poco mejor el asunto? —pide la reina española. Entre curiosa de la implicación y queriendo medir quién miente aquí. Si lo hace Leedo o lo hace Jimin—. Tampoco comprendo por qué usted se encontraba en el palacio enemigo de su nación.

—Tal vez el hijo del rey Jungkook ni siquiera sea suyo. —burla el mismo gobernante que mencionó su nación.

—Debido a problemas con mi embarazo tuve que quedarme ahí. Estaba en cinta para cuando llegué y esperé los meses siguientes hasta parir; además, me mantuve viendo que hacían para informar a mí rey—responde resumido—. Así como el rey Leedo me acuso de asesinato, yo quiero acusarlo de estar perdiendo la razón—Apoya las manos en la piedra caliza—. Hizo entrar a las criaturas del abismo a su castillo, rondar las zonas y a cambio de su ayuda, permitiría embarazar y devorar a las nereidas que se encuentran en mi palacio.

El escándalo no tarda en formarse. Leedo no dice nada.

—Es perfectamente consciente de que ellas no lo apoyarían si ganaba, quería deshacerse de ellas, tanto como quería deshacerse de mí—expone—. En la continuidad de su decaimiento, citó a una farsa de reunión por paz, una total mentira donde pretendía asesinar al rey del océano para tomar su lugar patéticamente; intentando que nuestro consejero, Namjoon, un hijo de Apolo, fuese a su lado.