35. Trampas sutiles

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Continúa tocando el piano un rato, lo que tarda Yoongi en calmarse con Soonyoung en su regazo. El bebé permanece pegado a él, escuchando el latido tan lento y tranquilo de Yoongi. Jimin mantiene una pequeña sonrisa. Sabía que lo reconocería. Yoongi es alguien demasiado expresivo cuando ama de verdad y bien, nadie va a poder mentir con respecto a lo que siente por su hijo.

Uno que, a pesar de venir de sorpresa y sin que lo buscara, fue recibido con todo el amor del mundo. A medida que sus dedos se deslizan por las teclas blancas, recuerda a Hoseok. Su miedo a la hora de tenerlo y que tal vez se quedara solo en el mundo. Que no tuviera a alguien más que cantara para él y ser su guía.

Su miedo a que Yoongi lo rechazara a pesar de ser su hijo.

O que este no lo reconociera porque nunca le cantó.

Y aquí están, ambos juntos, cuando realmente es Hoseok quien falta. Acaba la tonada y toma un respiro, levantando la cabeza para ver al techo, balancea las piernas y permanece con el brillo de la tarde llenando sus ojos grises, balanceando el cabello rosa que no ha perdido nada de su tintura en este tiempo.

—Entre la tristeza hay rastros de felicidad, solo cuesta notarlos ¿Verdad? —Balancea con suavidad de un lado a otro, Yoongi toma respiros profundos y largos respiros, queriendo mantener la mente en blanco para un rato duradero de paz.

~ * * * ~

—Llevar la corona es demasiado, con un peinado bonito es suficiente.

Jeonghan ríe para sí mismo. Jimin acaba de colocar las horquillas florales en el moño trasero. Siendo flores blancas se hace un bonito contraste con el cabello rosa. Tararea sin pensar en nada en específico. Revisa que su ropa esté bien puesta y que nada se haya roto por accidente. Usa una blusa color vino con pelaje blanco en el cuello, alto y que casi oculta su cuello, mangas anchas cerradas en torno a la muñeca y los anillos dorados sencillos en sus dedos.

El pantalón ajustado desde la cintura y teniendo una falda larga que apenas hace cola, traslucida con algunos bordados de medusas. Zapatos de tacón alto que suenan al andar. Se muerde los labios, pintados con tinta color corintio y los ojos delineados en negro. Espera que le dure todo el tiempo que tiene en mente pasar fuera.

—Nadie creería que salió de un embarazo. Suele haber una costumbre de ropa menos—Jeonghan mueve la mano, buscando la palabra—. Provocativa.

—Dame más años para volverme la típica "madre" desarreglada. De momento, seguiré así. —El sirviente ríe. Jimin se acerca a Wooyoung y lo carga, dándole algunos besos en la cara a su bebé tan bien arreglado. La ropa infantil suele limitarse a peplos y pantalones, pero para él se ve demasiado adorable.

O tal vez lo piensa así porque es su hijo. Peinado con un pequeño gancho para que el pelo no lo moleste en la cara. Su tono tornasol variando entre el rubio y el negro casi siempre. Jungkook le explico que a medida que crezca, es posible que tome más colores. Sale de la habitación, seguido por Jeonghan y antes de siquiera llegar a la salida principal del palacio se topa con Yoongi.

Jeonghan se reverencia, toma a los dos bebés y deja a la familia real a solas. Por los zapatos, Jimin le saca al menos cinco centímetros de altura a Yoongi. Por no mencionar que Yoongi suele estar más encorvado últimamente. Usando una capa de cuello alto que esconde su cuello y barbilla.

— ¿A dónde vas?

—Consideré un buen momento para ir al templo de Poseidón. Tal vez no crea en él, pero todos creen que sí. Hay que mantener las apariencias. —responde, con las manos juntas en su regazo. Yoongi asiente.

—Sobre... Lo que hablamos ¿Qué...?

—No te voy a ayudar.

Yoongi da un suave respingo, parpadeando repetidamente hasta entreabrir los ojos con sorpresa. Jimin ve a otro lado, con la creciente incomodidad en el ambiente. Yoongi tarda unos instantes en recomponerse de la negativa tan tajante.

Anfitrite: Ocean Eyes || KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora