Anfitrite: Ocean Eyes || KookMin

66. Subiendo la cuesta

—Sé que da mucho miedo, que parece una locura, pero...

Mira abajo, la enorme caída en picada al océano tan oscuro y bravo. Recoge las manos hacia su pecho. Vira la cabeza a un lado, encontrando a un hombre de rasgos caucásicos. Notablemente mayor. Cabello oscuro y rizado húmedo, vistiendo ropa blanca, portando en su pecho un broche dorado con el emblema de un tridente grabado. Él se acerca y extiende su mano.

—Confía en mi ahora, al decirte que, si lo hacemos, encontraremos tu salvación, mi sirena.

Pierde el aliento, tomando la mano grande, viendo su propio anillo de piedra azul. Vuelve la vista al rostro de él, quien sonríe débil y los ojos azules reflejando un amor inconmensurable que hace daño. Que generan ganas de llorar por lo imposiblemente grande que resulta.

Abre los ojos, hallando un montón de peces nadando en torno a Wooyoung. Se sienta en la cama, parpadeando adormilado ¿Qué fue eso? Está seguro de que no conoce a ninguna persona aparte de Jungkook que tenga los ojos como el océano en sí mismo. Frota sus ojos y ahuyenta al pequeño cardumen que recubre a su hijo por completo.

—Bebé, hay que aprender a callarse a veces, la habitación no puede parecer un acuario. —reprende con suavidad, Wooyoung se ríe y sopla, consiguiendo hacer una burbuja enorme. Jimin la sopla y hace explotar.

~ * * * ~

Deja a Soonyoung en el suelo con varios juguetes alrededor. El niño se dedica a ordenarlos, desordenarlos y ponerlo en los diferentes cojines. Yoongi se gira un par de veces para cerciorarse de que no hay nada potencialmente peligroso a su alrededor puede enfocarse en lo que fue a buscar.

Según lo que Jimin le contó del diario, puede sacar por encima alguna que otra cosa, entre ellas, que puede que alguien supiera sobre la promesa del antiguo rey atlante de acabar con su vida a cambio de un favor a su concubina coreana. Tal vez no tan exacto o fácil como eso, pero si se concentra lo suficiente encontrará las pistas.

Y tarda alrededor de dos horas encontrar nada congruente. Entre ello, es que si hubo señales de que el rey iba a morir. Se trataba de una muerte anunciada desde el principio. A partir de un libro que hablaba de encuentros con Poseidón, otro que hablaba de Anfitrite y sus escasas apariciones.

Llegó a un antiguo diario de ese rey. Estaba tan escondido que ni siquiera figura en el listado de la biblioteca—Voy a mandar a limpiar y reorganizar esta mierda porque odio esto—. Queja Yoongi sacando y limpiando las algas, moho y percebes del libro. Nunca ha sido lo suficientemente interesado como para escribir un diario.

Sin embargo, agradece que a la gente antes se le ocurriera, porque han sido más útiles que todos los libros de texto que ha leído a lo largo de su vida. Ve a Soonyoung, que mueve un muñeco de hipocampo hacia uno de tiburón y acaba haciendo que se den un besito. Yoongi estira los labios ¿Por qué su bebé es tan tierno?

Poseidón me dio la oportunidad de irme de ahí, me sigo preguntando si fui muy estúpido al haberla denegado por una terrana, por haberme cegado ante una sirena como ella, pero ¿Cómo no hacerlo? Siyeon es tan radiante, que quise dar todo por ella.

Incluso darla a ella.

Porque sé que así será feliz. Teniendo todo lo que quiere, en la Corea que tanto extraña, con su familia que tanto quiere y lejos de mí que soy una amenaza para ella en mi posición.

No me duele haber dado mi vida por la de ella, me duele no poder verla nunca más. Sé que obtuvo lo que quiso, que incluso dejó parte de ella, pero quiero verla y ¡Sé que no puedo! ¡Que si lo hago, solo adelantaré lo inevitable! Mi tiempo límite son apenas cinco años...