58. Ojo por ojo

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Las risas infantiles llenan la habitación con las luces aun encendidas. Yoongi exhala agotado, no sabe porque Soonyoung no se cansa por más que intenta hacerlo. Vuelve a soplar a la mejilla de este, ocasionando que vibre y le haga cosquillas. El niño se abraza a Yoongi, riendo sin parar.

—Ya no puedo. —Se rinde con que no va a dormirse.

Soonyoung da golpes al pecho de Yoongi hasta agarrarlo de la cara y apretar como puede las mejillas de su progenitor. Sus manos pequeñas poniéndose blancas de la presión que ejerce. Una carajada larga escapa de él y Yoongi sonríe, abrazándolo y masajeándole la cabeza.

El niño se siente un enorme ganador. Consigue que su papá sonría mucho. Que no esté triste. A veces le consigue sacar risas extensas y sus marcas se muestran ligeramente por aquel sonido tan poco común. Yoongi cierra los ojos y frunce toda la cara, recibiendo besos del niño tan cariñoso e impensablemente alegre.

Es ¿Extraño? pero estos días ha encontrado mucha tranquilidad y motivación a sentirse tranquilo, todo por tener a Soonyoung. Es muy parecido a Hoseok a la misma vez que no lo es. El cariño que siente por él no es remotamente parecido, tampoco la presencia que brinda. Sin embargo, es el germen de su alegría. Resulta casi imposible para Yoongi no sonreír teniendo a Soonyoung cerca.

Considerándolo uno de los regalos más bonitos que pudo haberle dado alguien. Como sí, muy en el fondo de todo esto, los dioses al quitarle a Hoseok, decidieron dejarle a Soonyoung. Que la posibilidad de su alegría esté al alcance de forma tan pura y distinta a la que pensó que sería posible.

La idea de hijos no estaba precisamente entre sus planes más esperados, no por ello lo quería menos. La sorpresa aquí es a sí mismo. Queriendo tanto a este niño y ser capaz de cualquier cosa por mantenerlo bien, feliz y salvo de todo.

Tal vez la ausencia de sol lo hizo sentir mucho frío, pero una estrella lo condujo a ese astro apenas en formación. Creciendo con la expectativa de ser igual de fuerte que aquel que lo hizo en principio. Yoongi tiene ese pequeño sol en sus manos. Tan pequeño que cabe y que, a pesar del frío exterior, es capaz de hacerlo sentir calidez en el pecho.

Permitiendo que el corazón siga latiendo, que el ansia de muerte no lo domine.

Debido a los mimos, Soonyoung acabó adormilado y ultimadamente, dormido. Yoongi suspira y cierra los ojos, aun abrazando al niño que descansa con la boca abierta. Una larga y tranquila noche de sueño. Donde Yoongi no fue capaz de ver algo que Soonyoung sí, en medio de sus constantes despertares a través de la madrugada.

Esa persona tan bonita, brillante y sonriente que le pide hacer silencio y acaricia en la cabeza, incitándolo a volver a dormir mientras los mira. Siempre con esos ojos resplandecientes y cariñosos hacia ellos. Quisiera saber de quién se trata.

~ * * * ~

—Te apoyaré en la citación de la asamblea.

Momo sonríe amplia y satisfecha, Yoongi casi se ahoga con su propia saliva, arrugando el entrecejo, viendo a Jungkook con profunda extrañeza. Ayer estuvo todo el día quejándose y diciendo que, en términos prácticos, era al peor decisión a la que pueden apelar. Y aquí está, aceptando tan campante y complacido. Se inclina atrás, viendo a Jimin que mantiene las manos dentro de las mangas de su vestimenta. Siendo esta típica de Yonaguni como un regalo de unos nobles.

Le sienta bastante bien. Un kimono corto, abierto en el área de los hombros, unas medias hasta más arriba de la rodilla y botas del mismo color. Diría que es una versión mucho más sexy de la vestimenta que ha usado Momo en todas las ocasiones en que la han visto. Sin mencionar que es de color azul y un estampado de tiburones.

Anfitrite: Ocean Eyes || KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora