— ¿Estás listo?
—Quisiera decir que sí.
Palmea con deje cariñoso la espalda de su hermano, ambos andan hasta subir y salir del agua. Sus cuerpo ajenos a la humedad del mar. Cabellos y ropajes secos, arreglados como amerita y merece la situación. Los demás presentes en un estado similar. Todos vistiendo ropajes negros y cabezas gachas en señal de respeto a la familia real recién surgida de la profundidad.
El rey, quien lleva la corona en su cabeza, Jeon Jung-Kook, dirige una entristecida mirada a la cama que hay en el medio del lugar. Una pequeña y acogedora isla. De las tantas que hay a mitad del océano y que muchos desconocen. La cama está adorada con flores coloridas, abundantes. Sabanas de satín en color blanco tal como viste quien está ahí recostado. La brisa agita suavemente el cabello negro, las hojas que dan sombra y hacen aún más complicado el ver la costura en ese cuello pálido.
Los ojos eternamente cerrados, pestañas largas y curveadas. Tan perfecto como lo fue en vida. Le entrega a su hermano, Min Yoon-Gi, una pequeña bolsa que el coge y vacía en su mano el contenido. A paso lento y desanimado se dirige a la cama y coloca el par de monedas doradas encima de sus ojos.
Las dos monedas que necesitará su conyugue para poder pagar al barquero en el Hades. El labio inferior le tiembla, queriendo quitárselas para que no arruinen el aspecto de Hoseok. Una brisa más fuerte los golpea, consiguiendo que la cicatriz a un costado del rostro del príncipe quede visible.
Una larga y horrenda marca que, en lugar de afear el rostro del noble, le hacen ver de la manera en que se siente: Quebrado. Retrocede para volver junto a su hermano, con la cabeza agachada y nariz enrojecida. Jungkook toma un respiro antes de juntar las manos en su regazo.
—Nos despedimos hoy de alguien a quien quise mucho. Sería mentira el decir que no me sorprende cuanto llegué a querer a esta persona—Empieza a decir, con voz fuerte y que no tiembla—. Cuanto voy a extrañar tener su presencia y saber que vendrá en algún momento, por más corto que sea, a reír por el palacio para hacerlo más vivo de lo que ya es. Darle un toque especial. Jung Ho-Seok llegó a la familia real para cumplir una necesidad para convertirse en una: La de tener su sonrisa para saber que todo estaría bien.
Un quejido se escucha, proveniente de Jiwoo, la hermana menor de Hoseok. Ella cubre su boca y se gira ligeramente.
—Nunca imaginé que sería así de joven para despedirlo, jamás imaginé que llegaría el día en que tuviera que velarlo, porque no es algo que yo siquiera en mis planteamientos más locos me figuré—Asiente, mordiendo sus labios—. Y aquí está, con sus ojos cerrados, con monedas en ellos, aguardando a ser quemado para avanzar por el Hades.
Mira a su hermano un instante, quien no ha cambiado de postura o expresión.
—Al mismo tiempo que no hallo forma de hacerles saber lo triste que esto me hace, estoy feliz, muy feliz—Sonríe genuino y un tanto quebrado—. Porque ahora su alma llegará a los Elíseos. Un lugar tan bello, feliz y pacifico como él lo fue. Puedo imaginarlo allí—Inclina la cabeza, con una expresión enternecida—. Cantando y bailando, con sus marcas reluciendo en ese bello campo infinito, disfrutando con otras almas como la suya. Jugando como un niño que siempre fue. Estará en un lugar donde, a diferencia de aquí, no podrán hacerle ningún daño. Su sonrisa permanecerá y no se marchitará.
Namjoon muerde sus mejillas y aprieta las manos.
—Estoy feliz de imaginarlo allí. Un ambiente tan bello como él—Repone—. Y sé que cuando nuestro momento llegue estará ahí, aun si carecemos de nuestras memorias en ese instante en el tiempo—Niega suavemente con la cabeza—. Somos mortales. Vinimos a este mundo a sufrir y poco más, él ya no lo hará, él es libre de dolor. Quién sabe si algún día decide retornar a nosotros, en otra forma, en otro cuerpo, sin dejar de ser tan radiante como solo él y listo para una nueva travesía. Cuando una vida acaba, otra inicia y para decirle Hasta pronto quiero que sea sonriendo. Una de las tantas sonrisas que nos regaló.
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Anfitrite: Ocean Eyes || KookMin
Fanfiction"Anfitrite que su corona siempre ha de llevar, es rey del mar. Un poder sin igual: Prendar al que tiene al océano en su mirar y ahí siempre nadar para enamorarlo cada vez más. El océano les pertenecerá por la eternidad." Long-fic. Atlantic!AU Pairi...