69. Camino al destino

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—Son tan tontos.

—Es lo propio del amor genuino, alteza ¿Qué más puede pedir?

Yoongi niega con la cabeza, sin poder creer la imagen que tiene frente a sí. Desconoce si interpretarla como destructiva, suicida o tierna. Lo último va perdiendo la batalla. Jungkook y Jimin volvieron al palacio, estado ambos igual y más contaminados que hasta hace unas horas. La última vez que Yoongi vio a cada uno, estaba en mejores condiciones.

Le genera especial repelús que Jimin tenga surcos de lágrimas negras. Intenta hacerse una idea de cuánto tiene dentro. De lo mal que se encuentra para este momento que el líquido corrosivo escapa incluso por sus ojos. Produce dolor ver a su hermano igual de mal. Que ambas personas, a quienes quiere tanto, se encuentren en un estado lamentable.

Limpio los desastres "accidentales" e inevitables, se ordenó una nueva habitación para la envenenada Anfitrite con el resultado, de que será ocupada por el matrimonio gobernante. Deprimente sin más.

~ * * * ~

— ¿Estás seguro de lo que piensas hacer?

Mira sus manos y palpa sus labios con un par de dedos. Admira alrededor, encontrándose en una gruta semi submarina donde las gotas generan eco. Levanta a duras penas de la roca en la que está echado. Un largo pañuelo azul traslúcido atacado a su cintura y otro atado en su cuello y espalda. No lleva anillos, lo cual le causa significativa preocupación. Lleva una mano en la cabeza, hallando la corona de la Anfitrite.

—Eres una persona curiosa. Lo que escapa por el cerco de tus dientes es una cosa totalmente distinta a la realidad.

Jimin exclama, jalado de la pierna y acabando recostado. A pesar de que la persona es exactamente igual a Jungkook, su voz no llega a coincidir del todo. O bien, jamás lo ha escuchado hablar con semejante nivel de cinismo. La boca de Jimin tiembla, nervioso por el hombre que lo mantiene sujeto y en su actitud predadora, es capaz de intimidad con apenas poco. Jadea, sin poder retroceder ni un ápice. Jungkook lo toma del mentón y presiona el pulgar con el labio inferior.

—Lo que no paras de decir, despotricando en contra de nosotros, en contra mía y dentro de ti, dentro de tu mente y alma eres consciente de la falsedad— Se aproxima a Jimin, estando respirando en su oído—. Quejándote de nuestros designios, inexistencia y poca lógica cuando también crees en nosotros... Crees en mi—Jimin atraviesa las manos, intentando empujarlo lejos—. Crees en este gran dios marino desde que hicimos el amor en mi templo.

Lame la piel pálida y Jimin opone resistencia al acomodo ajeno. Cómo intenta introducirse entre sus piernas para frotar su cuerpo. La risa cruel que se escucha le produce un escalofrío, teniendo a esta persona a centímetros de su rostro. Tan parecido a Jungkook y tan diferente al mismo tiempo. Un opuesto terrible y desagradable que no quisiera tener cerca. Un escalofrío recorre su cuerpo entero.

—Mi esposa es la mujer más bella que el océano puede ofrecer. Tú sigues sus pasos danzarines... Siendo tan bello, tan hechizante, pero tan poco mío—Jadea con voz disgustada y ansiosa—. Ámame más, conviérteme en tu único dios y el remedio de todos tus males será tuyo.

—No.

La respuesta sale tan rápido y tan fácil que sorprende al contrario, sumando distancia necesaria y vital. Jimin continúa temblando, intimidado. Siendo obvio por sus palabras de quien se trata.

—No voy a adorar a quien me violó en un templo y ahora me manipula usando el rostro de mi esposo. —musita Jimin, cohibido.

—Tu esposo es yo.

—No. No lo es. No vas a poder ser cómo él. No vas a ser mejor que él, Poseidón—dice en un hilo de voz miserable. Asustado de que le haga daño por no estar de acuerdo con sus palabras—. Creo en ti, tanto como puedo, pero... No voy a adorar a alguien que se mofa de mis desgracias, de mi familia y mi matrimonio. No lo voy a hacer.

Anfitrite: Ocean Eyes || KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora