51. Avances necesarios

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Chasquea la lengua y roza un par de dedos por su rostro. Más específicamente en la piel rugosa de la cicatriz a un lado. Guiña, dando cuenta de cómo incluso pasa por encima de su parpado. Frunce las cejas, ladeando la cabeza para fijar totalmente su atención en ello.

Como de todo, esto tampoco se va.

Todo lo malo, todo lo corrosivo, todo lo que le genera dolor, miedo, incertidumbre o es capaz de destruir lo que tiene permanece ahí. Quieto, inmóvil. Como toneladas y toneladas que con su fuerza es incapaz de mover para quitar de su camino. La cicatriz sigue ahí, todo puede irse a la mierda y esa marca continua en su piel.

Generando que sirvientes lo vean mal.

Generando que los soldados hablen a espalda suya.

Generando que los nobles no quieran tomarlo en serio.

Generando que incluso cuando hizo todo por salvar de envenenamiento a la Atlántida, los civiles lo miren con asco.

Saben que hizo, lo agradecen, pero siempre será sin dirigirle la mirada ¿Por qué? Porque es un deforme que perdió la bendición de los dioses. Muerde sus labios y deja el tazón dorado donde se estuvo viendo, alejándose. Respira por la boca, con su vista tornándose borrosa y repitiendo sin cesar ese compilado de ataques que jamás había recibido. Miradas asqueadas, de desaprobación, de burla, lastima penosa.

Recostado de la pared da quejidos, jadeando y sollozando. No puedo respirar, no puedo respirar, no puedo respirarnopuedorespirarnopuedorespirarnopuedorespirarnopuedorespirar. Por más que inhala por la boca, tiene la sensación de que no hay nada en sus pulmones. Cerrados y llevándolo a sollozar casi a gritos que no se escuchan por su carencia de voz.

«Es porque estas fuera del agua, si vienes aquí, estarás bien.»

—Hoseok está muerto, Hoseok no está aquí. —balbucea en un hilo de voz.

«Sabes que quieres venir. Ven, te estoy esperando. Yoongiiii~ Tuturu~ ¡Ven!»

Yoongi aprieta más el agarre en sí mismo, compungiendo la expresión por el llanto que solo empeora su respiración. Escucha el mismo eco, siempre con la voz de Hoseok. El pozo de la habitación llamándolo a ir allí y dejarse hundir. Cosa que lo mataría. Nadie sobrevive.

Todos mueren por su ambición y claro, la ambición más grande de Yoongi es al de volver a estar con Hoseok.

A veces se pregunta ¿Por qué no dejarse llevar? Es una forma, es la más rápida, menos dolora. Será como quedarse dormido con una última y bella nota. Lo que él no nota debido al ataque de ansiedad, es que hay alguien más dentro de la sala y es que debido a lo mismo, se olvidó de que lo tenía consigo.

Soonyoung, que había estado jugando en un rincón con algunos muñecos que ya pertenecen a la sala para entretenerlo mientras Yoongi lee y lee, dio cuenta del actuar raro del príncipe.

La forma en que se quedaba viendo un platillo de oro, como perdía el aire y repentinamente rompía a llorar. De forma muy torpe, pues tropezó con sus muñecos en el proceso, tomó camino hacia él. Llega hasta Yoongi, quien no es más que un ovillo acurrucado contra una pared. Sollozando con tanta fuerza que le genera tristeza por igual.

Es una criatura dependiente de los estímulos sonoros. Pone la mano en el brazo de Yoongi, dando empujones.

—Papá... papá no... —Un puchero se instala en sus labios. Temblorosos y constantes—. Papá no triste. Papá gato no triste—Insiste dando con más fuerza, pero sin conseguir sacarlo del ensimismamiento—. Papá gato no triste ¡No triste! ¡No agua! —Insiste angustiado. Sin saber cómo llamar las lágrimas más allá de agua—. ¡Papá! ¡PAPÁ!

Anfitrite: Ocean Eyes || KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora