Anfitrite: Ocean Eyes || KookMin

41. Copia rota

— ¿Crees que el príncipe esté bien?

—¿Por qué lo preguntas?

—Nunca lo vi tan ansioso de que le diera a Soonyoung—murmura Jeonghan en voz baja—. Al menos no en este periodo de retorno. Usualmente es muy... ¿Seco? Con el tema y ahora casi me lo arranca. —El sirviente de un bufido suave, disgustado, arreglando la cabellera a medio crecer tras su oreja.

—No lo sé. Hace rato lo vi corriendo en el pasillo con alguien. Fue imposible para mí ver de quién se trataba. Con lo raro que es verlo agitado estos días, debe ser importante. —Asume Woozi sin querer dar demasiada importancia al asunto. La familia real se ha vuelto demasiado complicada para él.

Jeonghan tiene la sensación de que hay otra cosa pasando y no tiene manera de saberlo. En ese sentido, extraña Vanaheim. Ahí era de los primeros en enterarse de lo que sea que sucediera. Aquí, hay más oscuridad. La profundidad es tanta que no se atreve a ir a por la información.

Demasiado incierto. Demasiado frío. Este lugar es tan... frío.

~ * * * ~

—Soonyoung, él es papá, salúdalo ¿Sí?

Soonyoung parpadea repetidamente, llevándose una mano a la boca y aferrando la otra a la ropa de Yoongi. Esa persona que está ahí ¿Quién es? ¿Por qué luce tan apagada? ¿Por qué da tanto miedo? Yoongi acerca Soonyoung a Hoseok, con este apenas lo suficientemente pendiente para tomar al niño.

Ladea la cabeza, viéndolo fijamente. Soonyoung empieza a quejarse. Su agarre es muy rígido, muy frío, no escucha nada de él y su aspecto tan lúgubre lo asusta.

—Tal vez si le cantas te reconozca. —dice Yoongi. Hoseok pasa la vista del niño hacia el príncipe.

—No.

Lo primero que dice y es una negativa. Con su voz siendo un susurro bajo, plano ¿Lo más extraño de ello? Incluso hizo un ligero eco. Soonyoung acaba por ponerse a llorar, removiéndose y soltándose del agarre de Hoseok, nadando hacia Yoongi y aferrándose a él con las manos cual pinzas. Yoongi se muestra sorprendido por el rumbo de estos eventos.

— ¿Por qué no? —cuestiona, a más se acerca, más alto es el llanto de Soonyoung—. Soonyoung, no hagas-

—No puedo hacer eso... —musita, alejándose hasta ir a la ventana. El niño calma el ataque histérico una vez Hoseok está lejos de él. Yoongi lo coloca en la cama, con severos intentos por mantenerse pegado a él. Asustado de algo que Yoongi no es capaz de entender.

— ¿Qué tienes? ¿Quieres... dormir? —pregunta a más falta de idea. Hoseok gira con lentitud la cabeza hacia él. Yoongi lo palpa. La carne helada, pero suave. Por un momento creyó que tal vez, había hecho mal el cuerpo y por ello se mueve de esta forma tan escalofriante—. Podemos intentarlo mañana. Descansar y tratar. Nunca te ha visto, tal vez por eso está asustado.

—Descansar. —El susurro suena a que ni siquiera entiende a que se refiere Yoongi. sobradamente extraño.

—Sí. Descansar. Tal vez descansaste mucho—Bromea sin ganas—, pero es distinto, porque ahora estas aquí y- Eh ¿Lo quieres ahora? No sé si-

Hoseok se queda viendo el collar de Yoongi, lugar dónde está el anillo de matrimonio. Yoongi se quita la cadena y se la tiende. Hoseok regresa la atención al frente, a la penumbra de la ventana. Yoongi recoge el brazo y frunce las cejas. No entiende ¿Por qué se comporta de esta manera? No lo entiendo.

—Hey—llama, haciéndolo girar la cara con delicadeza—. Sonríe un poco para mí ¿sí?

La mano de Hoseok sujeta la muñeca de Yoongi y a pesar de lo raro que resulta, son igual de frías. Igual de gélidas. Aparta a Yoongi en un movimiento suave y lento para continuar viendo afuera. Sin nada en especial. Sencillamente en blanco a pesar de lo mucho que Yoongi insiste en que hable, en que sonría, en que haga algo mínimamente parecido a lo que es... ¡HOSEOK! Que no sea igual al cadáver en la urna funeraria antes de poner las monedas sobre sus parpados.