18. Nuevos Terrores

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— ¿Qué sucede ahora?

—Bueno...

Jimin se aproxima, una especie de sonrisa se instala en su rostro. Un informe y muchas pantallas de noticiero por lo que está ocurriendo en Estados Unidos: Enormes tentáculos y lo que parece un calamar gigante está destruyendo alguna parte cercana y no tan cerca a la costa. Golpeando y arrastrando al mar de forma violenta.

Debe estar comiendo muy bien en este momento.

Una de las razones por las que destruir no funge como un problema colosal para el océano, es que el Kraken come buenísima parte de lo que lleva hasta el fondo. No todo, pues le da "indigestión" según Jungkook, pero si un setenta u ochenta por ciento. Lo suficiente para que luego sea fácil de limpiar. Leedo exhala, con obvio hastió. Espera que no sea demasiado problemático para que los sigan apoyando.

A final de cuentas, aún necesita continuar con el ataque a Corea. Están encerrados más indefensos que nunca. Van a darle a los americanos trajes capaces de resistir la sangre negra –por un tiempo-, para que pasen, asesinen a tantos como pueda, desaparecerlos si es una opción y cuando ya no quede nada, acabar con los hermanos de Jimin.

Uno a uno. Todo frente a él.

Así entendería que debe cerrar la boca a menos que se lo pidan y a no meterse donde ya le dijeron que no lo haga.

— ¿Han contactado con Andrew?

—Sí. Él está bien y no hay problemas con que continuemos.

—Bien—Se muerde los labios un instante hasta que en uno de los portales aparece la imagen de la asiática. Jimin frunce ligeramente las cejas—. Vaya, que apropiado. —burla señalando y Jimin rueda los ojos.

— ¿Qué esperas? ¿Qué llore aquí frente a ti? Estás muy equivocado al creer que soy de esa forma.

La princesa coreana primeramente llamada Pranpriya Manoban y más tarde Lalisa Manoban, también reconocida como cantante y bailarina de madre tailandesa, fue declarada hoy muerta en consecuencia de un misterioso ataque recibido en su nación natal, Corea. Aun no tenemos detalles exactos de lo ocurrido, sin embargo, el anuncio fue dado por el mismo emperador y...

—Parece que tu familia no te importa mucho. —Ríe Kaisen entre dientes, inevitablemente entretenido por lo pequeño y vulnerable que puede lucir Jimin en este instante. Sigue con un aspecto muy enfermo a pesar de su descanso casi todo el día.

—Me importa lo suficiente—Repone—. Me pregunto es cuanto te importa a ti estar perdiendo tanta gente en un capricho. Al igual que todos ustedes.

—Es una guerra. Las bajas son lo-

—Las bajas demuestran que son tan estúpidos como los terranos de lo que tanto se mofaban. Con permiso, tengo mejores cosas que hacer que verlos chismeando como señoras. —Agita la mano con desinterés absoluto con respecto a ellos.

Leedo da una risa despectiva una vez está fuera. Mueve el cuello hasta tronarlo. Queda solo en la habitación, con las noticias continuando en su muestra de la destrucción a Estados Unidos, la muerte de Lalisa, el ataque extraño hacia Corea y etc, etc, etc. Acaba por apagarlo todo. Seoho está fuera esperando a que salga.

Levanta de su asiento y antes de poder continuar un jalón lo deja de vuelta en su silla. Parpadea repetidamente, sorprendido. Un peso lo impide ponerse de pie, ocupando sus piernas. Arruga la expresión al hallar a Jimin ahí en frente. Usa el pijama de anoche, ese con el que lo mordió y atormento como lobo en esa isla a mitad de la nada con el estanque que refleja la luna.

—El pequeño rey creyéndose ya vencedor—Le acaricia el cabello y Leedo baja la mirada sin poder evitarlo. Las piernas descubiertas, la tela medio transparente que impide una vista más allá de eso. No es como que importe—. ¿Te gusta lo que estás viendo? —cuestiona en un siseo peligroso.

Anfitrite: Ocean Eyes || KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora