Cap.27 "¿Entonces fue una visión?".

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Mi hermana Irina respiraba sobre sus rodillas con el rostro arrugado en lo que parecía ser una sed terrible. Cato se levantaba justo en ese momento de estar sobre el cuerpo de algún otro recluta, moliéndolo a golpes seguramente. Nathan estaba en el suelo, arrodillado junto al cuerpo de Noel que estaba tendido en el césped. Al igual que el de Augusto y Tessa, solo que estaban a unos cuantos metros de distancia. Ulises estaba sentado junto a ambos, moviéndolos.

—¿Están todos bien? —pregunté levantándome después de unos segundos y corriendo hacia Noel.

—Hermano, ¿puedes hablar? —preguntó Nathan, moviendo sus hombros—. Noel, responde.

Cato a su lado, continuaba respirando como si el aire que entrara a sus pulmones no fuese suficiente. Mi corazón se rompió un poco al saber que estábamos tan destruidos, más que nunca.

—Estoy bien —gimió Noel—. Vayan con Augusto, lo agarraron entre dos.

Los tres giramos la cabeza al mismo tiempo y corrimos hacia donde ellos estaban. Ulises casi sollozaba sosteniendo la cabeza de Tessa que estaba recostada en el suelo con los ojos cerrados. Irina nos alcanzó y se arrodilló junto a nosotros.

—¿Augusto? —lo llamó Cato moviendo sus hombros—. Hermano, habla si puedes —dijo moviendo un poco su rostro. Pero él no decía nada.

—¿Tessa está bien? —preguntó Irina a Ulises y él asintió con la cabeza.

Ella estaba tendida, con los ojos cerrados pero podía ver como su pecho se movía de arriba abajo, totalmente agitado. Parecía que estaba cansada y herida, pero viva al fin.

—Si, estoy bien —respondió ella en un gemido de dolor.

—Augusto, contéstame —le pidió Nathan, moviendo sus hombros.

Sentí una horrible sensación correr todo mi cuerpo y podía jurar que fue más fuerte que el dolor que Evelina me hizo sentir durante esos treinta segundos. Ya habíamos perdido a Elías, no podíamos perder a Augusto en el intento de recuperarlo.

—¿Está respirando? —preguntó Irina y apoyó la cabeza en su pecho para intentar oír su corazón—. Su corazón está latiendo.

—Pero no está respirando —exasperó Cato, entrando en pánico cuando puso sus dedos sobre su nariz y comenzó a hacer compresiones en su pecho.

—Tenemos que llevarlo a un hospital —dije sin pensar en nada más.

—¿A dónde? No podemos estar aquí más de una hora. Tenemos que volver al presente y entonces lo llevamos con un médico.

Todos comenzaron a hablar al mismo tiempo. Ni siquiera noté en que momento Noel llegó a nuestro lado y Tessa había logrado sentarse. Era una discusión entre todos y no lográbamos entender absolutamente nada.

—¡Cállense! —gritó Irina a todos los hombres y yo, que no parábamos de hablar—. Augusto acaba de decir algo.

Todos nos acercamos, sin importarnos un carajo su espacio personal, necesitábamos saber que estaba bien.

—Si se atreven a darme respiración boca a boca, voy a matarlos —gimió él, aún con los ojos cerrados.

Solté un suspiro y agradecí que todo estuviese bien. Que mi visión no haya sido real porque la impedí. Que todos estuviésemos vivos, incluyendo nuestros antiguos yo, que debían estar por comenzar el ritual en cualquier momento. Nadie asesinaría a Elías y lo dejarían vivir para hacer el ritual en paz.

Pero seguía sin entender cómo o por qué tenía magia. Dudé en preguntarlo en voz alta, pero sabía que no era un buen momento. Lo haría más tarde, cuando estuviésemos en casa de Bernarda tomando un café caliente con muchas mantas encima de las piernas. Decidiéramos ver una película y dejaríamos que Elías decidiera, porque estaba de vuelta con nosotros.

Controversia (Saga completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora