Cap.9 "Ya denle su maldito Oscar".

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Los dibujos animados que Jade observaba en la television no me dejaban dormir. Estaba cabeceando sobre el sillón mientras ella  estaba concentrada en la imagen frente a nosotros.

Ya eran las ocho y media y aún no nos íbamos porque mi hermano estaba hablando de quien sabe qué con Cato y Nathan.

Estaba cansada y quería irme a dormir. Todos parecían desaparecer de la sala cuando Jade miraba sus dibujos, ya que se los sabía todos de memoria y no hacía otra cosa que repetir los diálogos sobre las voces originales.

Otra razón por la que no podía dormirme en el sillón.

—¿Quieres un dulce, Jade? —la voz de Danali me hizo despertar y obsérvala entrar en la sala con un paquete rojo y una sonrisa falsa.

La niña observó la bolsa, escaneando que tenía dentro y luego a la chica frente a ella.

—No, gracias —abrí los ojos sorprendida de su respuesta. Ella jamás se negaría a un dulce. —Si quieres comprarme, deberas comprar unas tres de esas bolsas —le dijo como si tuviese nuestra edad y volvió la vista a la televisión.

Una sonrisa de satisfacción se plantó en mi rostro, entendiendo que a Jade la caía tan mal Danali como a mi y que la pequeña había madurado muchísimo desde que la conocía. La pelirroja abrió los ojos sin poder creer lo que ella contestó.

—Mira mocosa malcriada... —comenzó y rápidamente me levanté de mi lugar, interponiéndome. Sabía que no iba a hacerle daño, pero tampoco permitirá que la insultara.

—Oye, te dijo que no. Solo vete —espeté con mi voz firme.

Ella lamió el caramelo en forma de lombriz como si fuese otra cosa, revoleó los ojos y se fue de allí. Reprimí mis ganas de empujarla por los hombros y que cayera sobre sus débiles brazos de fideos. Oí las escaleras y esperé que fuese mi hermano para decirme que ya podíamos irnos, pero era Tadeo.

—¿Que sucede? —preguntó el, observando mis puños apretados y mis ojos furiosos.

—Nada. —No tenía sentido seguir molestándome a mi misma con la presencia de la estupida.

—Jade, te llama Tessa —ella lo miró extraño y se fue de allí trotando para subir las escaleras—. ¿Estás bien? —pregunté cuando estuvimos solos.

—Si —suspiré frustrada—, solo estoy cansada.

—Ya pronto nos vamos —dijo tomando mi mano. Su acto me tomó por sorpresa pero no hice nada para que lo notara. —Te ves linda cuando te enojas —su comentario tremendamente cliché me hizo reír pero también logró sonrojarme un poco. ¿Acaso estaba intentando algo?

—No es cierto —admití riéndome, sabiendo que fruncía la nariz y respiraba como un búfalo enojado.

—No, tienes razón —dio un paso hacia mi, pegando su rostro al mío—, siempre te ves linda —sus ojos se conectaron con los míos y por un momento creí no haber escuchado lo que dijo, pero si lo hice.

Sentí un impulso de besarlo. De acercarme más, de sentir su cuerpo contra el mío. Mis manos pasaron por sus mejillas hasta dejarlas detrás de su nuca.

—Prometiste no volver a tentarme —suplicó mi voz, sabiendo lo que estaba haciendo—. Si voy a besarte quiero que sea porque yo lo elijo.

Una sonrisa suave y de orgullo apareció en su rostro, algo feliz. Rozó su nariz con la mía y su aliento me golpeó.

—No estoy usando magia. —Mis manos se enredaron en su cabello, no podía aguantar más.

Oí pasos en la escalera, pero sus labios frente a mi me gritaban que lo besara, que no podía irme a dormir esta noche si su lengua no se movía con no la mía.

Controversia (Saga completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora