Entré en la habitación de Nathan riéndome mientras bebía de mi botella de vodka, el cerró la puerta detrás de mi y me besó. Me apretó contra su cuerpo y dejé que hiciera conmigo lo que el quisiera. Extrañaba tenerlo tan cerca, tan junto a mi.
Después de subirle el ánimo a Augusto, algunos se fueron a acostar y otros se quedaron bebiendo lo ultimo que quedaba en al sala. Yo solo me escabullí para llevarme una de las botellas que había dejado casi llena por ahí. Su stereo sonaba no muy fuerte una canción que me hacía querer tomar todo de un trago.
Su camisa seguía desabrochada por la reciente actuación de striper y no dudé un segundo en hacerla volar lejos de mi vista. Sus manos me quitaron la blusa y lo vi desabrocharse el cinto, mientras daba un trago de mi vodka. Calculé mal cuando bajé la botella porque logré derramar un poco sobre mi brassier.
Me tomó por la cintura, pegándome a la pared y lamiendo donde el vodka que había caído. Tiré mi cabeza hacia atrás, disfrutando del contacto de su lengua en mi piel. Mis piernas temblaron y mi vista dio un par de vueltas, pero sabía que era el frenesí que el causaba en mi mezclado con el alcohol.
—Te extrañé tanto —dijo para hacerme delirar un poco más.
Pegó su cuerpo al mio y gemí de lo bien que se sentía. Desabrochó los botones de mis pantalones y los bajó rápidamente. Tomó mis piernas y me levantó contra la pared. Sus labios seguían por toda la zona de mi cuello, revolucionando todo dentro de mi. Mi botella flaqueaba en mi mano pero no iba a soltarla, era mi mejor amiga en este momento. El se separó de mi y lo observé confundida. Caminó hasta la cama y se sentó en el borde.
—Ven aquí —dijo firme con un movimiento de mano. Con miedo pero conducida por el alcohol, lo seguí hasta donde el estaba. Levantó su mentón para verme a la cara mientras desabrochaba mi brassier. Lo desapareció de allí, revoleandolo a algún lado. Me quitó la botella y lo miré sin entender.
—Quiero que me bailes como antes. —Me reí divertida, pero sabía que el hablaba en serio. Pero yo también podía poner reglas. Me acerqué a sus labios, apoyando mis manos sobre sus rodillas para susurrar allí.
—Solo si me das la botella —exigí con una autoridad que no sabía que podía tener pero me sentí feliz de como se escuchó. El sonrió complacido y me extendió la botella.
Sin importarme nada, comencé a bailar igual que hace un rato. Mi botella era mi micrófono mientras mi cabello lacio se movía de un lado al otro, pegándose un poco en el sudor de mi espalda.
No me importaba que una sola prenda me cubriese, el estaba disfrutando esto. Lo podía ver en su sonrisa. En sus ojos. Y en el bulto de su pantalón también.
Su cabello despeinado, sus manos sosteniendo su peso detrás de el, su cinto desabrochado y el resto de mi labial en su cuello me estaban volviendo loca. Quería tirarme sobre el, pero sabía que no todo sería tan fácil. Luego sería su momento de sufrir. Mis brazos pasaban por mi cabello, por mi pecho desnudo, bajando por mi cintura hasta terminar en mis piernas. Me aprovechaba de tener la ventaja de la única parte de mi cuerpo que el no podía ver. Fingí bajar mi ultima prenda, pero antes de revelar nada, la volví a subir. El se rió negando con la cabeza. No sabía de donde estaba sacando la confianza pero como decía el titulo de la canción que sonaba de fondo: culpen al alcohol.
—Quitatela —me ordenó pero negué con la cabeza, mientras continuaba bailando. El vodka sabía genial en mi boca ahora que no quemaba y quería terminarme la botella.
—No quiero —contraataqué pasando mi mano libre por todo mi cuerpo.
—Suficiente —dijo bajándose los pantalones y me mordí el labio inferior. Lo besé pero sin acercar tanto mi cuerpo. Sus manos tomaron mi ultima prenda, queriendo quitármela pero quité sus manos.
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Controversia (Saga completa)
FantasyAlison Hock, arrastrada por su hermano a un pueblo desierto llamado Hills Town, comienza a vivir nuevas experiencias. Tras conocer a los hermanos Clarke, quienes despertarán una intriga en ella, se dispone a conocerlos mas de cerca. En el medio de t...