Cap.26 "Por Elías, perra".

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Sin que pudiese decir más nada ni protestar, Irina tomó mis manos rápidamente al igual que Ulises a mi otro lado. Lo que agradecí porque de no ser por ellos, probablemente habrían viajado sin mi, y sin Tessa que tampoco estaba atenta a tomar sus manos.

—¡Noel! —le espetó Irina al igual que Augusto. Miré a mi alrededor para notar que estábamos en el bosque del ritual, pero no sabía en que horario exactamente.

—¿Qué sucede? —preguntó él sin entender nada y lo miré mal, porque no dijo en ningún momento que estaba por viajar.

—Debiste avisar, maldito idiota —le ladró Augusto, levantándose del suelo y revoleé los ojos.

—Casi dejas a la mitad del grupo en el presente —reprochó Cato, dándole un zape en la cabeza.

—Lo siento, lo siento —se disculpó encogiéndose de hombros y levantando las manos en forma de rendición.

—¿A dónde es que volvimos? —preguntó Tessa, sacudiéndose un poco de la tierra que había quedado en las rodillas de sus jeans.

—Al día del ritual, solo que a media hora antes —respondió Noel—. Creo que los reclutas pudieron venir desde ese galpón al que se fueron luego de asesinar a Elías.

Observé en la dirección que señaló y recordé el primer día que viajamos al pasado. A ese mismo día que los seguimos luego del asesinato. Solo que esta vez, íbamos a ir tras ellos antes que lo asesinaran.

—¿Estamos seguros de lo que estamos haciendo? —preguntó Ulises interrumpiéndonos de comenzar a caminar y todos nos miramos entre nosotros—. Si asesinamos a los reclutas, ellos no asesinaran a Elías y nuestro presente no sería el mismo como lo conocemos.

Continuamos dándonos miradas asustadas entre nosotros. Pero la verdad era que no teníamos idea de qué hacer, a dónde ir o como resolverlo. Así que no nos quedaba otra opción.

—Si eso trae a Elías de vuelta, honestamente, me da igual como sea el presente —agregó Augusto y vi que algunos asintieron con la cabeza, dándole la razón.

—Entonces vamos por ellos —dijo Nathan y comenzó a trotar por el césped junto a la carretera, totalmente vacía.

Todos fuimos detrás de él y sin que me diera cuenta, ya estábamos todos corriendo. Aún me sentía algo deprimida por la situación con Nathan, pero estábamos allí solo por Elías y era lo único que debíamos hacer. Sabía que todo volvería a la normalidad cuando estuviésemos en San Francisco de vuelta y volviéramos a nuestra rutina. O al menos, eso era lo que esperaba.

Tuvimos que detenernos unos segundos para tomar aire. Me apoyé en mis rodillas un poco más adelante que mi hermana que se detuvo con un quejido. Tessa se tomó del estomago mientras Noel sobaba la espalada de mi hermana, dándole fuerza. Cato, Nathan y Augusto que iban delante ni notaron que nos detuvimos, pero Ulises se volteó y nos vio.

—Oigan, oigan —los llamó deteniéndose—. Tenemos que detenernos un segundo —dijo acercándose a nosotros, esperando que nos recuperáramos.

—¿Por qué se detienen? —preguntó Cato, abriendo los brazos. Quise darle una mirada de odio, porque era jodidamente obvio que nos estábamos quedando sin aire.

—Porque el oxigeno no llega a mis pulmones, Einstein —le respondió Tessa mientras yo intentaba tragar algo de saliva pero mi boca estaba totalmente seca.

—Pues respiren más aire —agregó Nathan—. No podemos perder tiempo —habló mirándome como si yo hubiese dicho algo.

—Tiene razón. Tenemos que mantenernos todos juntos —intervino Augusto y me erguí en mi lugar, tomando aire frío de una brisa que llegó a mi rostro.

Controversia (Saga completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora