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—Dame un poco más— dije moviéndome hacia adelante con el brazo para arrebatarle la botella. El sabor amargo recorrió mi lengua cuando hablé.
—No —se rio con los ojos abiertos. Quitó la botella de mi vista y la bebió.
—¡Nathan! —grité al ver que se terminaba lo poco que quedaba de cerveza, intentando sacársela.
—No puedes beber, eres menor de edad —entrecerré mis ojos en el.
—No es justo —me acomodé en su cama otra vez. Lo vi dejar la botella vacía en el suelo de la habitación y se acostó en la cama, ignorándome.
Le había dicho a mi hermano que dormiría en casa de Coni para que no le diera un infarto cuando se enterara que en realidad dormiría con Nathan. Habíamos terminado de cenar hacía unos veinte minutos pero el sol aún estaba vagamente presente, yéndose de a poco.
—Hasta que no tengas dieciocho, está prohibido —se encogió de hombros y me sonrió divertido.
—¿Aún estás hablando de beber alcohol, no? —levanté las cejas en una expresión divertida.
—Si, por supuesto que si —se mordió el labio y me escaneó de arriba abajo.
Sentí mis mejillas volverse rojas y moví mis manos temblorosas.
—¿A caso está usted insinuando que espera que sea legal para beber conmigo, señor? —Gateé hasta acostarme a su lado y me dejé caer allí.
—No solo para eso —colocó un mechón de cabello detrás de mi oreja y me miró con tanta dulzura que quise besarlo.
—Te amo —dijo mi corazón— y esperaré el tiempo que tú quieras —el se rio y miró hacia otro lado.
—No esperes por mi. Yo ya no tengo nada que perder. Lo hago por ti. Créeme —un poco de tristeza apareció en su rostro y no entendí a qué se refería con eso.
—Yo quiero hacerlo —subí mi pierna sobre las suyas y el la tomó. Me sorprendí de lo grande que era su mano a comparación de mi pierna.
—Lo sé, yo también —moví mi pierna sobre el, sabiendo que eso lo tensaría. —Ali —me detuvo apretando mi pierna con fuerza, cosa que envió escalofríos a todo mi cuerpo, queriendo sentir que apretara mi pierna más fuerte—, ya hemos hablado de esto —volví a mover mi pierna sin poder creer que estaba insistiendo tanto y esta vez, el no me paró.
—¿Por que eres tan fuerte? —pregunté sinceramente—. ¿Por que no cedes como yo? —hablé con un poco de timidez.
Sus ojos preocupados se encontraron con los míos una vez más y no pude evitar sentirme mal por forzarlo a algo.
Nunca creí que estaría en esta situación. Rogándole a un chico que me arrancara la ropa y me tomara ahora mismo. Yo no era así. O al menos, no antes de conocer a Nathan.
El sabía como causar una revolución en mi. En todo lo que a mi se refiere.
Primero en mis pensamientos. Porque no podía evitar imaginármelo cuando no estábamos juntos y solía pensar que sería de nosotros cuando el ritual acabe.
Segundo, en mi corazón. Por que al principio hacía que me pusiera toda nerviosa y mi respiración se acelerara, y ahora lograba que se relajara de alguna manera extraordinaria cada vez que me abrazaba o me besaba.
Y tercero, en mi cuerpo. Porque me tocaba de alguna manera indebida y mi sangre hervía en segundos. Lograba que quisiera subirme sobre el de un tirón y que me hiciera suya una y otra vez.
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Controversia (Saga completa)
FantasyAlison Hock, arrastrada por su hermano a un pueblo desierto llamado Hills Town, comienza a vivir nuevas experiencias. Tras conocer a los hermanos Clarke, quienes despertarán una intriga en ella, se dispone a conocerlos mas de cerca. En el medio de t...