—Quiero explicaciones de esto ya mismo —dijo Bernarda, tirando un periódico sobre la mesa a mitad del desayuno.
Alejé la taza de café de mi boca para darle un vistazo a Noel, porque ya sabíamos lo que significaba ese tono de voz. Estaba molesta. Él bebió mientras me miraba, como queriendo saber qué pasaba por mi mente, pero era obvio lo que estaba queriendo decirle con mis ojos. "Finge que no sabes de qué habla".
Renata la miró extrañada mientras le ponía jalea a una galleta y Jade intentaba que su chocolatada se enfriara más rápido para poder beberla. Irina a mi lado nos miró a todos los chicos, esperando que alguno de los cinco la mirara para poder entender qué sucedía. Augusto la miró, pero se encogió de hombros, como si no tuviese idea de qué hablaba Bernarda. Ulises solo la miró y cuando vio lo que el periódico decía, volvió a comer de su galleta.
Cato tomó el periódico en su mano, porque al parecer, nadie más iba a hacerlo. Pasó sus ojos por las líneas leyéndolo, como si no tuviese ninguna idea de lo que decía. Como si no esperáramos esa noticia en el periódico del pueblo en algún momento.
—Léelo en voz alta, por favor —pidió Bernarda, claramente molesta.
Cato apenas pasó sus ojos por mi y por Noel antes de carraspear la garganta para hablar. Irina seguía moviendo solo y nada más que su mirada, de uno a otro, queriendo entender que nos traíamos entre manos. A diferencia de Renata y Jade, que no sospechaban de nada y solo desayunaban como cualquier otro día normal.
—Ataque brutal en el instituto Carleton College —leyó Cato y bajó las hojas para dejarlas sobre al mesa, pero la mujer habló antes de eso.
—Lee lo que sigue —agregó, cruzándose de brazos y pasando su peso de un lado al otro.
Cato soltó un suspiro y tiró la cabeza hacia atrás antes de volver a enfocar sus ojos en el periódico para leerlo.
—Cinco alumnos del instituto fueron hostigados durante varios días por mensajes de texto de un número desconocido. Los citaron a resolver sus problemas durante la madrugada del martes en la puerta de la escuela pero quién enviaba los mensajes, había tenido acceso a la escuela porque las puertas estaban abiertas. Los alumnos aseguran que los drogaron y los torturaron durante varias horas hasta que los dejaron libres, con la advertencia de que se fueran del pueblo.
Irina abrió los ojos y tal como antes, nos miró de uno en uno, perpleja de que nosotros hubiésemos hecho algo así. Mi hermano bajó el periódico para dejarlo sobre la mesa cuando Bernarda pegó su puño en la madera, haciendo sobresaltar a las tres chicas. No a nosotros, que ya lo esperábamos.
—¿Más de media escuela cree que son asesinos y su idea es atacar a estos idiotas? —preguntó negando con la cabeza—. ¿No creen que tienen cosas mejores que hacer? ¿Cómo entrenar o tal vez mantener buenas notas?
Giró su cabeza desde Augusto hacia Cato en la esquina, pasando por cada uno de nosotros. Cato se inclinó hacia adelante mientras que yo me desplomaba en la silla.
—Ellos se metieron con nosotros en primer lugar —espetó Noel, molesto.
—No me interesa —indicó ella—. No solo obligaron a esos chicos a irse del pueblo, sino que también expusieron a Ulises y Augusto a problemas con el director.
—Nadie sabe que fuimos nosotros —dijo Cato negando con la cabeza.
—Y más les vale que se mantenga así, porque su reputación ya está bastante bajo tierra como para seguir echando leña al fuego —habló y se volteó para irse pero la detuve.
—Bernarda —la llamé levantándome de la silla y se giró para verme—, sabemos que Reynaldo no busca venganza. Creemos que quiere algo más de nosotros. Y queremos saber si tu sabes lo que quiere.
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Controversia (Saga completa)
FantasyAlison Hock, arrastrada por su hermano a un pueblo desierto llamado Hills Town, comienza a vivir nuevas experiencias. Tras conocer a los hermanos Clarke, quienes despertarán una intriga en ella, se dispone a conocerlos mas de cerca. En el medio de t...