Cap.1 "Elias está muerto".

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La sangre hervía en mis venas a la vez que corría. Mis manos temblaban un poco pero no dejaría que eso me detuviera. Mi presa volteó a verme y continuó huyendo de mi. De mi furia acumulada por los pasados hechos.

Conseguí un poco mas de velocidad y logré tomarlo de la capucha de su chaqueta. El gimió al darse cuenta que casi se ahorcaba solo por la fuerza con la que huía. Dio un manotazo al aire y logró zafarse para seguir escapando. No me detuve ni cuando sentí la sangre correr en mi nariz, por el contrario, me había enfurecido aun mas.

Lo vi seguir corriendo por la carretera, hasta que entró en una especie de galpón abandonado. Sin miedo ni dudas, entré detrás de el. Casi tropecé con algunos cables allí tirados, pero al parecer las escondidas no eran su juego favorito.

—Te has encerrado solo —mi voz salió áspera pero decidida—. ¡No creo que quieras jugar a las escondidas conmigo! —canturreé divertida y me reí de la forma mas cínica que pude. Si no hubiesen sido mis palabras, podía creer que quien las escuchara creería que estaba loca.

El lugar estaba oscuro y poca luz se filtraba del día soleado que teníamos en Hills Town hoy. Había desperdiciado mi día de vitamina D en este idiota, pero sabia que en unos minutos, valdría la pena. Valdría cada segundo desperdiciado en la búsqueda y captura de esta lombriz.

No podía ver donde estaba escondido, pero podía oír su respiración agitada. Me adentré en el galpón, siguiendo el sonido.

—Alguien necesita hacer mas ejercicio —bromeé y continué riendo.

Yo no estaba loca, no aún. Pero al menos, si el creía que así era, habría más posibilidades de que el miedo jugará en su contra y debilitar sus pensamientos. Mi entrenador sabia lo que hacia cuando me explicaba ciertas tácticas.

Nota mental: Sumar otra planta a la lista de regalos de Catriel.

Nota mental número dos: Pensar mejores regalos que una planta.

Un ruido sordo me hizo sobresaltar en mi lugar, volviendo a la posición de ataque y sentidos alerta. Lo vi corriendo hacia la puerta que estaba detrás de mi y corrí hacia el, tomándolo por el brazo. Increíblemente, mi brazo fue mas fuerte que el suyo, logrando tirarlo al suelo en un movimiento brusco.

Se quejó del ruido que hicieron sus huesos al chocarse contra el concreto de cemento sucio. Me subí a horcajadas sobre el y volví a sonreír como una desquiciada mental.

—¿Que quieres de mi? —preguntó jadeante y cansado. Yo no iba a negar que también necesitaba respirar un segundo, no sabia por cuanto tiempo lo venia persiguiendo pero me importó la nada misma.

—Sabes lo que quiero, Jeremiah —gruñí con asco. La impotencia dentro de mi se retorcía, sabiendo que nada de lo que pudiese hacer lo traería de vuelta.

Nada traería a Elias devuelta.

Su imagen siendo acribillado por la espalda, con la daga clavada en su pecho, goteando sangre hasta caerse el suelo hizo presencia en mi cabeza. Una ráfaga de tristeza me invadió al recordarlo, al no poder borrar su imagen de mi mente.

Todo va a estar bien...

Había dicho el.

Un dolor frío se adueñó de mi pecho al momento que su voz se hizo presente. Podía oír sus palabras tan claras, como si me las repitiera todo el tiempo.

Mi guardia bajó por un segundo.

El me hizo sentir acompañada cuando mas lo necesité, el me consoló y me apoyó. La imagen de el, sonriéndome y ofreciéndome los snacks robados de Augusto apareció en mi mente y parpadeé rápidamente, intentando que la tristeza se esfumara por el momento. Moví la cabeza, quitando la sonrisa que me había dado cuando yo necesitaba apoyo y me concentré en el idiota frente a mi.

Controversia (Saga completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora