Cap.2 "Pelea conmigo entonces".

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—¡Otra vez! —grité una vez que vi que derribé a Noel al suelo. El no se levantó y creí que podría haberlo desmayado. Pero cuando se movió un poco, pude ver que estaba bien. Aunque no me importaba, hubiese preferido desmayarlo.

—Alison, basta —habló Cato colocándose unas vendas en las manos—. Ya hemos terminado de entrenar por hoy y Noel no es un saco de boxeo —me reprochó, ya que era la quinta vez que lo derribaba.

Noel se levantó cansado del suelo y adoptó una postura de ataque hacia mi. Tenía sudor en la frente y el pantalón lleno de tierra de caer tantas veces. El ojo un poco morado por un reciente golpe mío y el cabello todo despeinado.

—Quiero entrenar un poco más —hablé como si no pudiese hacer otra cosa que no fuese golpear a alguien. Me quité los mechones que escaparon de mi coleta con brusquedad, llenándome los dedos del sudor de mi frente.

—Vete, Ali. Te lo estoy advirtiendo —canturreó Cato mientras movía sus manos, verificando haberse puesto bien las vendas.

Ya había luchado con Cato varias veces y me sentía feliz por encajarle unos cuantos golpes en la cara al igual que Noel, porque ambos se lo merecían.

—Necesito luchar con alguien más fuerte —dijo mi repentino autoestima elevado sin que mi cerebro lo procesara. La verdad es que si me sentía lo suficientemente fuerte para luchar con alguien mas fuerte.

—Oye —se quejó Noel, con la mano sobre el pecho, indignado por lo que le había dicho. El era muy fuerte, tenía bastante más fuerza. Pero no podía predecir de donde venia cada golpe y yo tenía algo que el no: furia.

—Pelea conmigo entonces.

Oh, no.

Creí que Cato había hablado, pero su voz era diferente a todas las demás. La reconocía y la reconocería donde fuese. No importa cuando tiempo pasará sin oírla. Con miedo, pánico y tantas emociones juntas que no pude explicar en ese segundo, volteé lentamente.

Nathan estaba apoyado sobre el marco de la puerta. Sus ojos estaban clavados en mi. Su cabello estaba un poco más largo de la última vez que lo había visto hacía un mes. Parecía más alto y más fuerte, o quizá eran mis hormonas jugándome una mala pasada. Sus brazos estaban cruzados sobre su pecho y no pude evitar mirarlos por un segundo. Tenía la camiseta negra que solía verle puesta y unos pantalones deportivos, claramente parecía venir a entrenar.

Mi cerebro conectó que los Clarke sabían que vendría, Cato me lo estaba advirtiendo y yo lo estaba ignorando. ¿Pero por qué no fue más específico, maldita sea?

No sabía si era la primera vez que pisaba la casa de Bernarda después de mucho tiempo o si había estado aquí hace poco, pero se sentía como si no lo hubiese visto en muchos meses. Cuando habían pasado casi cinco semanas.

Pero entonces supe reconocer uno de mis sentimientos: furia.

—Nathan, vuelve adentro —Cato le ordenó cómo la figura de autoridad que era en la casa. Mi interior suplicó que no se fuera, que mis hormonas querían babear por el un rato mas. Pero también quería terminar mi entrenamiento en paz, y sabría que eso no sucedería con el aquí.

—Si, papá —se rio irónico y lejos de obedecerlo, caminó hacia nosotros. Su sonrisa me causó un escalofríos que recorrió mi espina dorsal.

Me sorprendí un poco de oírlo contestarle así a Cato, frente a mi el solía tener una especie de aura de adulto que hacía que fuese el responsable de los hermanos. Pero entonces me di cuenta de que no debía estar sorprendida, para nada. Era una estupidez. Si todo lo que Nathan me había mostrado de el, era lo que él quería que yo viera.

Controversia (Saga completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora