Cap.7 "Intuición".

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Seis días pasaron.

Nathan no aparecía en la escuela, por lo que mis pensamientos en la clase de biología se dispersaban por todos lados.

Mis amigos seguían sin creerme, pero les juré que cuando volviera a pasar, les diría todo lo que sucedería, con la esperanza de que pudieran presenciar ese momento, y pudiera soltar mi lengua, prediciendo todo y cada uno de los detalles que ellos estaban por hacer. Aunque no había indicios de tener un nuevo deja vú.

Estaba tirada en mi habitación. Si, en mi habitación. No, no en mi cama. En el suelo de mi habitación.

Lo se, soy rara. Pero me gustaba sentir la madera en mi piel.

Mi cabeza deambulaba de un lado al otro. En como estaría mi tía Marcia, como estaría el clima en California. Pensaba en Coni y Dante, que llevaban algunas semanas juntos y yo aun no tenía un maldito novio. La palabra mágica, novio, hizo que mi cabeza, erróneamente, creara una imagen de Nathan y me obligue a no relacionar la palabra novio y el nombre Nathan para nada. Pensaba en que estudiaría luego de que mi ultimo año acabara. No destacaba en nada como para asegurarme un futuro y eso era realmente frustrante.

Sentí como la puerta de mi habitación se abría sin permiso.

— Renzo, te he dicho que odio que entres sin tocar.— Suspiré, irritada por la falta de privacidad que mi hermano me estaba brindando al estar entrando sin mi permiso. Podría estar en ropa interior y el lo lamentaría.

Abrí los ojos y vi su rostro a centímetros del mio.

—Bu —dijo el, levantando las cejas y abriendo un poco sus ojos. Una sonrisa traviesa cruzó su rostro y mi corazón dio un vuelco a notar que estaba completamente a centímetros de mi cara, pero de cabeza. Su perfume me golpeó una cachetada cuando pude respirar a penas un poco. Chillé como las de películas de terror y me paré rápidamente.

—Ali, ¿estas bien? —me preguntó mi hermano, un poco preocupado y alerta desde el baño, donde estaba tomando una ducha, hacía al menos unos cinco minutos. Sabía que si le decía que no en otro grito, sería capaz de tomar la primer toalla o manta que viera para cubrirse y correría hacia mi habitación, probablemente para matar algún bicho o insecto que se hubiese colado en mi cuarto.

Pero esta vez, el insecto que se metió en mi habitación era demasiado grande y fuerte como para matarlo con una zapatilla.

Nathan me guiñó un ojo, su sonrisa seguía intacta y tenía ganas de tomar alguno de mis zapatos y tirárselo a la cara, gritándole a Renzo la estúpida excusa de que si estaba matando algún que otro bicho.

—¡¿Alison?! —preguntó gritando preocupado, ya que no le había contestado, porque no sabía que contestar. Sabía que mi hermano se infartaría de ver a un chico en mi habitación, y aun mas, al saber que ese chico no era nadie mas ni nadie menos que Nathan Clarke. El chico del cual el me dijo que me tenía que alejar. No, señor.

—Si, estoy bien —contesté rápidamente, imaginando como Renzo podría sacarnos a patadas en el culo a ambos de aquí y echarme de la casa. No dormiría en la calle, amo mi cama. —Solo son... dolores menstruales —dije antes de cerrar la puerta, sabiendo que el no indagaría en ese tema.

Oí una risita baja del gigante bicho a mi lado y volteé a el.

—¿Que diablos estas haciendo aquí, maldición? Me diste el susto de mi vida —lo vi acostarse en mi cama como si fuésemos amigos de toda la vida y poner sus manos detrás de su cabeza mientras cruzaba una pierna sobre la otra.

Estaba completamente nerviosa. Tenía al mismísimo Nathan Clarke en mi habitación, en mi cama, para ser precisa. Se encogió de hombros ante mi respuesta. Yo seguía con la mano en el pecho mientras este subía y bajaba.

Controversia (Saga completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora