Cap.13 "Soy Renata".

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La tierra algo húmeda por lo que parecía ser una reciente lluvia se hundía un poco a cada paso que yo daba. Las copas de los árboles bailaban por el aire que corría entre ellas. Caminé adentrándome aún más en el bosque, esperando encontrar algo que me dijera que estaba haciendo allí.

—Alison —oí que el viento me susurró.

Volteé, esperando ver alguien. Lo que sea. Pero solo había más árboles. Continué caminando mientras me quitaba las gotas de sudor que caían por mi frente.

—Renata, vuelve aquí —escuché otra voz muy distinta, esta vez parecía de un hombre.

—Alison —esta vez si preparé mis puños, como si pudiera liarme a golpes con el estúpido viento. Aún que sonaba más como la de una mujer.

Dudosa de seguir caminando o no, ya que quizá lo que me esperaba aún más adentro del bosque era mi próxima muerte o mi pasaje gratuito y más expreso a la locura, tomé una bocanada de aire y continué.

Oí una rama romperse en el suelo.

—¿Quien está ahí? —mi voz salió completamente aterrada desde el fondo de mi garganta y no lo había podido disimular ni un poco.

—¡Renata! —Otra vez la voz masculina sonó.

Cuando salió detrás de un árbol, pude confirmar que una mujer era la que me llamaba. Pero no era una mujer adulta, ni siquiera tenía mi edad.

Era una niña. Una niña de tal vez doce años. Sus ojos parecían ser celestes, pero a la vez grises. Tenía un cabello castaño, un poco rubio. Su pequeña nariz y sus labios armados me dieron algo de envidia. Media un poco menos que yo, aunque estuviese descalza. Llevaba un vestido blanco y se acercaba a mi sigilosa. Con cuidado, intentando que no saliera corriendo y me escapara de ella.

Levantó su mano hacia mi, sin entender que quería, y se detuvo cuando llegó hasta mi. Colocó su mano sobre mi mejilla. Cómo si me intentara darme una caricia, pero no la movió. Solo la dejó allí.

Esbozó una pequeña sonrisa, y no tuve tiempo de devolvérsela por puro buen gesto, cuando ella habló. Con la misma voz que antes había susurrado.

—Alison, despierta.

Abrí los ojos sin entender como ahora veía blanco. El techo de mi habitación me recibió dejándome anonadada. Moví mi cabeza y noté el reloj sobre mi mesita.

04:47. Maldición.

Restregué mis ojos con el dorso de mi mano e intenté girarme para seguir durmiendo.

No sabía si eso había sido un sueño o una pesadilla, pero si sabía que me costaría mucho volver a dormir.

**

El timbre de la ultima clase del día sonó, haciendo que todos los alumnos salieran corriendo. Yo no iba a ser la excepción, pero en un intento de guardar todo rápidamente, solo logré tirar todo al suelo. Me detuve unos segundos para guardar todo mientras el salón se vaciaba rápidamente. Ni el profesor se encontraba ya.

Caminé con la mochila al hombro, decidida a dejar algunos libros en mi casillero antes de irme a mi casa, porque quedaría con la espalda en la miseria si debía caminar tantas cuadras con tanto peso.

Y a pesar de eso, sola. Renzo había despertado con dolores de estómago y había decidido faltar hoy a la escuela.

Los pasillos estaban completamente vacíos, no hay había ni un alma. Caminé rápidamente y me apresuré para poder salir de la escuela lo más pronto que pudiera.

Controversia (Saga completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora