Controversia (Saga completa)

Cap.5 "La niña del sueño".

No sabía cómo, ni por qué, pero estaba en medio de un bosque. Uno que no conocía y jamás había visto. Estaba oscuro porque aún no amanecía, parecían ser las siete de la mañana de invierno. Cuando el sol apenas está saliendo, cuando apenas se empiezan a oír algunos pájaros. Por alguna razón, no tenía miedo. No sentía que hubiese algo o alguien que pudiese hacerme daño. Pero si había alguien, claro que lo había.

Oí unas ramas partirse dentro del bosque y me giré en mi lugar, buscando con la mirada quién estaba allí. Podía ser un animal tranquilamente, quizá habitaban allí y yo estaba invadiendo su territorio.

—¿Hola? —pregunté con la voz algo temblorosa.

Un trueno sonó en el cielo y subí mi vista, notando que en cualquier momento iba a comenzar a llover. Las nubes bloqueaban cualquier paso de luz y parecía que sería un día totalmente oscuro.

Unos pies corrieron cerca de mi y volví a voltear, porque creí escucharlos detrás de mi. Pero solo pude ver un cabello castaño esconderse detrás de un árbol.

—¿Quién está ahí? —pregunté, intentando no sonar amenazante, porque no iba a hacerle daño a nadie. Pero quién sea, no confió en mi. Porque no salió de su escondite detrás de unos cuantos árboles y arbustos.

Entonces otro trueno sonó y fue cuando supe que en cualquier momento iba a empezar a mojarme, así que comencé a caminar. Hacia algún lugar dónde pudiese refugiarme de la lluvia por un rato.

Fue allí cuando entres los árboles, la vi. Una niña de mi edad o quizá un año menos. Estaba concentrada mirando dónde pisaba, que al parecer dejó de observarme. Entonces subió su vista hacia mi, dejándome saber que ella me estaba siguiendo, o intentado ver hacia dónde iba. Creí que iba a esconderse, pero no lo hizo, solo se me quedó mirando.

Sus ojos eran cafés, un poco más claros que los míos. Su cabello era largo y ondulado a los lados de su cara y por su espalda. Se parecía mucho a mi hermana Irina y me pregunté si era ella en la oscuridad, porque no podía verla a la perfección. Tenía jeans azules y una camiseta negra, algo desgastados. Estaba descalza, al igual que yo y me pregunté por qué no teníamos zapatillas.

La lluvia se dejó caer sobre nosotros en un segundo y fue más estridente de lo que creí. No fue una simple garúa, comenzó con fuerza como si un diluvio pudiese abrirse dentro del bosque. Creí que las copas de los árboles podrían impedir que tanta agua entrara, pero era tan fuerte que logró mojarme en solo dos segundos, en los que me quedé mirando hacia dónde ir.

Una mano tomó mi brazo y ni siquiera noté en que momento la niña llegó hasta mi, pero comenzó a correr y me dejé arrastrar. Me condujo entre los arboles, haciéndome tropezar con algunas ramas del suelo pero tuve la estabilidad para no caerme.

A unos cuantos metros a lo lejos, había un granero. Noté que ella me arrastraba hacia allí, para cubrirnos de la lluvia. O eso quería creer. La lluvia logró empaparnos por completo hasta que llegamos al granero. Ella soltó mi muñeca y empujó la puerta para entrar. La seguí rápidamente cuando me dio una mirada de prisa y allí cerró la puerta con nosotros dentro.

No había mucho, ni siquiera animales. Solo había una mesa de madera en el centro, una lampara de gas, de esas que creí que ya no existían y nosotros, mojados por la lluvia. Ella me miró y sonrió sin mostrar dientes.

—Parece que te estabas por ahogar en el bosque —bromeó, refiriéndose a la gran lluvia que caía en él.

Le sonreí un poco y asentí con la cabeza, viendo que caminó hacia un rincón y puso sobre la mesa otra lampara. Encendió un fosforo y prendió la llama.

—Será mejor que te acerques al fuego para secarte, vas a pescar un resfriado —dijo poniendo sus manos sobre el fuego que la lampara emanaba.

Parpadeé un par de veces y me acerqué para copiar su gesto. Mis manos así como todo mi cuerpo estaban fríos y mojados, así que no me quedó opción que obedecerle. Ella sonrió un poco y le devolví la sonrisa.