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—Vamos Ali —casi gritó Ulises. Quité un poco de sudor de mi frente, mientras volvía a tomar el mando en mi mano. Estaba un poco nerviosa, como si en realidad fuese de vida o muerte.
—Augusto te está por ganar —habló Noel, aunque a penas pude entenderle, ya que estaba comiendo frituras. Afilé mis ojos en el televisor.
—Gracias, eh. Como si no tuviese una enorme pantalla enfrente de la cara que me lo demostrara —casi le grité con el mejor tono sarcástico que podía regalarle.
Todos se rieron y oí a Cato decirle a Irina que era igual de sarcástica que ella. Por el rabillo de mi ojo, pude ver cómo sonreía y revoleaba los ojos a la vez.
Ya no sentía sus miradas intimidantes. Ahora, cada vez que me miraba, era para decirme algo o porque yo estaba hablando. Incluso se reía conmigo. ¿O de mi? Esperaba que fuese conmigo.
—¡No, maldición! —gritó mi rival cuando arrojé una bomba a su auto que corría delante de mi, dejándolo inmóvil por tres segundos, y así rebasándolo y ganándole. Un gran "Alison gana. Augusto pierde." apareció frente a mi junto a fuegos artificiales de colores.
—¡Si! —grité mientras me levantaba del sillón con los brazos en alto. Lo oí quejarse en voz baja. —Págame —le extendí mi mano, esperando mi premio. Me miró, sin poder creer que le hubiese ganado. Moví mis dedos y mis cejas, dándole a entender que ya había perdido y no podría cambiarlo. Con pocas ganas, colocó un chocolate gigante entre mis dedos. —Fue un placer haberte derrotado, cuando quieras apostamos otra vez —le sonreí y el me miró divertido.
—Suerte de principiantes —se levantó del sofá negando con la cabeza, me estrechó la mano sonriente y desapareció de la sala con Ulises detrás de el, reprochandole que si el ganaba, iban a comerse el chocolate juntos.
—Eso ha sido increíble —me dijo Noel con una sonrisa, arrojándome un almohadón que pude detener a tiempo antes que se estampe en mi cara.
Ya me habían dicho varias veces que nadie lograba vencer a Augusto en ese videojuego, pero por alguna razón, Cato e Irina me habían dicho que podía con el. Entonces, aproveché la hora de siesta de Jade, saqué valor y acepté su reto.
—Ali, ¿puedes venir un momento? —oí la voz de Nathan que sonaba desde las escaleras. Caminé hasta allí y el me tomó la mano, haciéndome subir unos escalones hasta el primer piso.
—¿Que sucede? —le pregunté mientras me llevaba como un niño que le muestra su nuevo juguete a su madre.
—Quiero que veas algo. —Por primera vez desde que conocía esta casa, me llevó hacia las otras escaleras, que daban al segundo y último piso. Allí, pude ver más puertas, pero no tuve tiempo de contar cuántas, ya que Nathan tironeó de mi mano hasta hacerme entrar en una habitación, supuse que era la suya.
La primera que pude notar fue la cama, perfectamente acomodada, con un libro y sus audífonos sobre ella. Había un estante con algunos libros y otros con cd's que parecían tener muchos años. Un escritorio de madera con un pequeño velador y unos anotadores también. Pude notar que allí había uno de los tantos cuadernos que le veía usar en la escuela, pero claro no me dejaba ver.
—Wow —dije adentrándome. Lo oí cerrar la puerta y una oleada de nervios se instaló dentro de mi. Se sentó en su cama, con una sonrisa en el rostro y me miró. —Tienes un cuarto genial —le sonreí.
Palmeó su cama, haciendo que me sentara allí, y obedecí con cuidado luego de dejar el chocolate en un escritorio. Lo único que faltaría sería hacer malos cálculos del espacio, como siempre, y caerme de culo al suelo.
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Controversia (Saga completa)
FantasíaAlison Hock, arrastrada por su hermano a un pueblo desierto llamado Hills Town, comienza a vivir nuevas experiencias. Tras conocer a los hermanos Clarke, quienes despertarán una intriga en ella, se dispone a conocerlos mas de cerca. En el medio de t...