Cap.12 "¿Quien quiere un trago?".

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Caí sobre mi mano y chillé de dolor. Mi cuerpo se sentía pesado y sin energías. Sentía como el dolor que se instaló en mi brazo, corrió por todos lados. Había dormido menos de cinco horas y no de la mejor manera.

—Vamos Alison, es la cuarta vez hoy. ¿Que te pasa? —Cato me pateó suavemente el brazo e intenté levantarme del césped.

Augusto estaba frente a mi, mirándome con pena, como si hasta el estuviese cansado de derribarme en el entrenamiento de hoy.

Pero cómo podía tener las fuerzas y la energía, si Noel me había pillado queriendo escaparme de mi habitación en medio de la madrugada y me había seguido hasta la dirección de Evelina. Claro que antes de llegar, noté me seguía y lo enfrenté. Admitió seguirme para saber en qué me estaba metiendo, pero me negué a decirle donde iba y emprendí camino de vuelta a casa. El observó mucho el lugar en el que estábamos, intentando recordarlo para saber cómo volver luego, quizá para investigar con sus hermanos, pero lo apuré diciendo que no quería estar más allí.

Llegamos a mi casa al rededor de las cinco y no pude dormir hasta que fueron las seis. Por supuesto, mi alarma sonó unas horas después cuando Renzo apareció arrojándome una almohada para venir al entrenamiento.

Claro, el trabajaba y podía dormir hasta cuando quisiera pero yo no podía dormir cuando iba a vengar a mi amigo muerto.

—Una vez más —anunció Cato. Me levanté con las pocas fuerzas que me quedaban y me posicioné.

Augusto frente a mi me miraba con cara de no querer golpearme, sabiendo que, otra vez, caería al suelo como una bolsa de papas.

Intenté contentarme y pude detener el tiempo. Cuando lo logré, suspiré tomando una bocanada de aire y tronando mi cuello. Me moví intentando despertarme un poco, pero las energías faltaban justamente por no dormir. Recuperé un poco de aire y dejé que el tiempo continuara su rumbo.

—Ahora —indicó Cato.

Creyendo que esos veinte segundos de tiempo extra habían servido para algo, me acerqué a golpear a Augusto. Pero el vio que llevaba mi peso en el y lo único que tuvo que hacer fue correrse de su lugar para lograr que, una vez más y ojalá por última vez, cayera al suelo sin siquiera tocarme.

Oí el suspiro de mi entrenador y me esforcé por levantarme, pero no tenía las fuerzas.

—Suficiente por hoy. Estiren y pueden irse. —Desapareció de allí y pude ver cómo Ulises caminaba hacia nosotros.

El y Augusto que seguía parado frente a mi me ayudaron a levantarme.

—No es que no seas bonita pero... —Augusto comenzó y su hermano terminó.

—Te ves horrible. —Sabía que se refería a las ojeras debajo de mis ojos y los golpes marcados de tanto caer.

—Gracias, por eso los quiero tanto. —Se rieron ante mi claro sarcasmo y Ulises frotó mi espalda.

—Estarás bien. —Los seguí rengueando hasta la casa, ignorando que todos parecían mirarme como si un camión hubiese pasado sobre mi.

—¿Cuándo ibas a decirme? —Mi hermana apareció frente a mi, interrumpiendo mi caminata hacia ese vaso de agua fría que me esperaba en la cocina. Sus cejas perfectamente depiladas me miraban enojadas y sus brazos estaban cruzados en su pecho. Suspiré sin querer lidiar con ella ahora.

—Cuando Noel me dejara escaparme en paz. —Intenté pasar al lado de ella pero me detuvo.

—Alto. ¿Que? ¿Te escapaste? —preguntó con los ojos abiertos y me di cuenta que me había hundido sola. Cuando Cato me reprendió creí que todos los Clarke lo sabían pero al parecer, este chisme no corrió tan rápido.

Controversia (Saga completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora