Cap.41 "Ese no es mi problema".

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Salí del baño, quejándome otra vez porque Renzo olvidó reponer el papel higiénico. Volvería a la cama, ya que aún faltaba un rato para que tuviera que vestirme para la escuela. Intentaría no dormir, porque si eso sucedida, no me despertaría ni en sueños en media hora.

—No podemos hacer esto todavía —oí la voz de mi hermano.

Quizá hablaba por teléfono con Iris. Aun no me había dicho que había sucedido esa noche de la llamada telefónica, pero lo oí algunas veces hablando con ella. Así que decidí eliminar eso de mi cabeza. Una cosa menos en la que pensar parecía ser un alivio.

—¿Cuanto tiempo mas quieres esperar? —me detuve en seco al oír otra voz y no por el teléfono. Alguien más estaba aquí. Giré sobre mis pies y bajé solo un escalón.

—No lo sé, pero se va a poner histérica —mi hermano lanzó ese suspiro que siempre hace cuando está frustrado.

—Ese no es mi problema.

La sangre dentro de mi se calentó a pesar de la frialdad en el tono de voz que había oído. Mi corazón comenzó a latir rápidamente y una presión se hizo presente en mi pecho.

¿Nathan?

¿Que hacia el aquí? ¿Por que hablaba con mi hermano? ¿Me había perdido de algo?

—Se que no, lo siento. Solo... ha pasado por mucho y no quiero que sufra mas —dijo Renzo y oí un ruido en el que pareció que alguien se desplomaba en el sillón.

Nathan no contestó.

Necesitaba ver sus rostros, necesitaba saber si había alguien mas allí, alguien que no había hablado. Tenía que comprobar que en realidad no estaba soñando o volviéndome loca.

Di un paso más, bajando al siguiente escalón y asomé mi cabeza. Podía ver a Nathan allí parado, con las manos en los bolsillos y su campera de cuero negra puesta. Parecía tenso por algo. Pude ver las piernas de mi hermano, sentado sobre el sofá, pero no alcanzaba a ver su rostro. Yo lo conocía tanto que viendo su cara podría saber que sucedía.

Bajé un escalón más y retiré rápidamente mi pie al oír la escalera crujir. 

Ambos voltearon a verme en un segundo. Nathan me miraba serio, como lo hacia cuando apenas lo conocí. Esos ojos fríos y profundos, que no decían absolutamente nada. Renzo, por otro lado y por el contrario, me miraba con preocupación. La tristeza estaba plasmada en su rostro y se veía demasiado vulnerable. Como si se sintiera culpable por algo.

Era inútil huir. Ellos ya me habían visto. Bajé las escaleras lentamente para acerarme a ellos.

—¿Nathan, que haces aquí? —pregunté intrigada. No era que me desagradara verlo en mi casa, pero si me sorprendía muchísimo. El y mi hermano no eran los mejores amigos por así decirlo, así que tampoco entendía de que podían estar hablando.

—Yo... —parpadeó un par de veces, intentando recomponerse. Al parecer se sorprendió de verme. Era mi casa, yo debía estar aquí. Pero ambos sabían que era difícil despertarme y probablemente su conversación no me despertaría. —Vine a buscarte para llevarte a la escuela —sonrió, brindándome ahora si, una mirada de amor como solía hacerlo.

Mi cara, fuera de emocionarse, mostró lo confundida que estaba por ello. Dí un vistazo a mi hermano, quien aún me miraba con esa expresión dolida y no entendía porqué.

—Pero... —no sabía como hablar en este momento— ...nunca vienes a buscarme. —Algo andaba mal. El no aparecería así como así.

—Te envié un mensaje anoche —explicó suavemente y escarbé información en mi cabeza.

Controversia (Saga completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora