Cap.48 "Enamorarte".

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—Alison —oí la voz de Renzo.

Levanté mi cabeza y parpadeé intentando recomponerme. El salón estaba vacío yo aún miraba mi libro atentamente. Al parecer estaba tan sumida en mis pensamientos que no me había dado cuenta que la ultima hora había terminado hace algún tiempo. Cerré y libro rápidamente tomé mi mochila del suelo.

—¿Que haces? La clase terminó. Llevo esperándote cinco minutos afuera —su tono no sonó a reproche, más a preocupación por mi extraño momento de reflexión. Caminé hacia el y emprendimos camino a casa. —¿Tuviste una visión?

—No, lo siento, estaba pensando —admití aunque no sabía exactamente en qué.

Nathan no había aparecido en ninguna de las clases que compartíamos. En la mesa de la cafetería, no hizo presencia. A diferencia de Cato, Noel e Irina que si estaban allí, pero no iba a acercarme. Aún estaba molesta con ellos y no iba a ir a preguntar por el, claro que no.

El camino a casa fue silencioso, pero no incómodo. Renzo me dijo que por la tarde iría a visitar a los Clarke para ver a Irina y ayudarla con algo que no logré oír, porque hasta ahí llegó mi atención.

—¿Quieres comer algo? Puedo prepararte una tarta —dijo alegre pero me sentía un poco cansada. Muchas ideas corrían mi cabeza y solo quería dormir.

—Tal vez luego, voy a dormir un poco. —Se notaba que estaba agotada, pero no físicamente, estaba cansada de pensar. Mi cabeza necesitaba apagarse por un buen tiempo. La información había sido demasiado para mi. Y la pequeña escena de Tadeo con Nathan, sumada a la pequeña discusión que tuvimos, no aportaban mucho. Mi mente era una maraña de hilos enredados.

Además de que su bipolaridad me estaba estresando demasiado. ¿Venia a pedirme perdón y luego me decía que me alejé? Algo no está funcionando bien ahí dentro, amigo.

Renzo me miró extrañado de que me fuese a dormir tan pronto como llegué, pero no dijo nada, solo asintió con la cabeza y me dejó subir las escaleras.

—¿Vendrás conmigo a la casa de Bernarda? —preguntó inteligente, sabiendo que en mi sano juicio querría ir para ver a mi novio. —Saldré en un par de horas. —No quería que supiera lo que había sucedido, así que respondí lo mas inteligente que se me ocurrió.

—Solo si estoy despierta. Si aún duermo, ve tú y manda mis saludos —forcé una sonrisa y continué subiendo. Yo sabia que dormiría hasta la noche, así que ir a la casa de Bernarda ya no era mi preocupación.

Entré en mi habitación y me tiré en la cama sin siquiera pensar en nada más. Supuse que estaría más cómoda si me cambiaba de ropa. Somnolienta, me cambié por mi camiseta de dormir junto a unos shorts de tela y me metí bajo las sabanas.

Apenas suspiré, la almohada suave me relajó, provocando que me quedara dormida.

**

Abrí los ojos y pude notar la oscuridad abrumadora de mi habitación. Parpadeé y extendí mi mano torpemente para tomar el celular en la mesita de noche.

La luz me cegó por un momento, pero pude ver los números borrosos allí.

22:17.

Mierda.

Fregué mis ojos, arrepintiéndome de dormir tanto, ya que ahora seguro estaría toda la noche despierta y mañana me costaría muchísimo levantarme para la escuela. Bueno, a mi hermano en realidad.

Volteé en mi cama y no me asusté cuando vi una figura de un hombre parado al lado de la ventana. Ya estaba acostumbrada a que entrara cuando quisiera y como quisiera. La luz de la luna que brillaba en el cielo chocaba en su piel y me dejaba ver su hermoso rostro, serio y sin expresión.

Controversia (Saga completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora