Cap.28 "Dame dos buenas razones".

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Coni me sonrió y bajé mi puño apretado.

—Estuve a esto —hice un pequeño espacio con mi dedo pulgar e índice— de darte una bofetada tan fuerte que haría que tu cabeza gire durante horas —tuve que gritarle. Ella se rio aún más fuerte y me sorprendió que escuchara mi voz a través de la música.

Tenía un vestido rojo ceñido en la cintura y un vaso en su mano. Me lo puso sobre la cara y lo olí antes de beberlo. Tenía un aroma bastante fuerte y como ya había dicho, no quería mezclar esta noche.

Negué con la cabeza y ella se encogió de hombros, tomando de su vaso.

Dante apareció de la nada y tomó su mano, arrastrándola a la masa de gente bailando. Ella me sonrió y desapareció de mi vista.

A los segundos, Nathan apareció detrás de mi con un vaso de plástico transparente y una botella de agua. Fruncí el ceño mientras tomaba del vaso, mirándolo tomar un refresco que parecía cola.

El ya me había dicho que tomaba para divertirse y que tenía un estómago fuerte.

—Tengo que llevarte a casa luego, ¿recuerdas? —asentí con la cabeza, agradeciendo que no pusiera nuestras vidas en peligro tomando más de la cuenta.

De todos modos, vivíamos en un pueblo casi desierto y no habría demasiada gente en la calle a la hora que nos fuéramos. Pero era sábado y quizá todos tendrían el mismo pensamiento y la calle estaría llena de ebrios a las cinco de la mañana.

Miré a la gente bailar y no tuve demasiadas ganas de ser aplastada por tanta gente.

—¿Quieres ir afuera? —preguntó acercándose a mi oído para que pudiera escucharlo, como si pudiese saber lo que pensaba. Asentí con la cabeza y tomó mi mano.

Atravesamos el borde de la casa y llegamos hasta el patio trasero donde había tanta gente como adentro. ¿Era idea mía o había más gente que no iba a la escuela?

Mis ojos se encontraron con unos que no quería ver para nada. El dueño palmeó a su amigo y el también me miró, dos mas se dieron cuenta y miraron.

Frené mi caminata en seco y apreté la mano por puro reflejo. Mi corazón comenzó a latir rápidamente mientras mi pulso se aceleraba y mi respiración se volvía irregular. Nathan volteó a verme, buscando que estaba mal. No podía despegar mis ojos de ellos.

Miró hacia donde yo y automáticamente, dejaron de mirarme pero no de reírse.

—Ali —dijo en voz alta cuando pude moverme y caminar dentro del jardín, siéndome un poco menos tensa cuando quitaron sus ojos de los míos—, ¿qué sucede?

—Nada —dije enredando mi cabello en un dedo. El tironeó suavemente de mi brazo, haciendo que volteara a estar frente a el.

—¿Quienes son esos? —preguntó moviendo su cabeza en dirección a ellos.

—Los amigos de mi hermano —dije mirando el suelo mientras me  atragantaba con mis palabras. Lo miré frente a mi y sus ojos me miraba con el ceño fruncido, sin entender porque me sentía tan asustada de repente. —Son los que... me siguieron ese día, luego del Café de Stan.

El pareció entender y sus músculos dejaron de parecer confundidos y ahora se relajaron. Soltó una pequeña risita mirando hacia el lado contrario de ellos y de la nada comenzó a caminar hacia donde ellos estaban. Agradecí que mi cerebro tuvo la rapidez de detenerlo al segundo. Tomé su brazo rápidamente, deteniéndolo, cosa que agradecí, porque si el quisiera se zafaría fácilmente.

—Wow, wow. ¿A qué vas? —no le pregunté a donde porque ya sabia.

El solo me miró con el ceño fruncido, como si me pidiera que lo soltara para hacer quien sabe qué, pero no dejaría que armemos una escena para que luego nos echen, y el lunes por la mañana, oír más rumores sobre que Nathan era un asesino en serie o algo así.

Controversia (Saga completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora