Cap.10 "Te prometo que estaré bien".

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Eran las cuatro y diez y otra vez estábamos allí. Parados en el bosque, pensando si teníamos una mejor idea, pero ya había quedado claro que ese día Elías iba a algún lugar al que nadie le dijo. Y estaba casi segura que se trataba de Reynaldo.

Ulises que tenía el cristal, cerró los ojos cuando nos tomamos de la nada y volvimos a viajar en el tiempo. Por cuarta vez en tres días. Me tomó varios segundos cerciorarme de que ya estaba en el pasado cuando vi que algunos de los Clarke ya comenzaban a trotar hacia la casa de Bernarda.

Faltaban menos de cinco minutos para que Elías saliera directo hacia quién sabe dónde. Pero Tessa intentaría impedirlo de la forma que pudiese. No fue casualidad que intentamos ayudarla a vestirse con ropa que dejó en casa de Bernarda, la cual usaba hacia algunos años y sería mucho más fácil convencer a Elías de que era ella. Nos volvimos a esconder en el mismo rincón que el día de ayer y desde allí observamos la puerta.

—¿Y si me cruzo conmigo misma? —preguntó Tessa mordiéndose las uñas.

—Tranquila, estuviste conmigo y con Augusto en el piso de arriba como hasta las seis de la tarde. No saliste de la casa —le explicó Ulises y ella asintió intentando relajarse para no aparentar que estaba nerviosa.

—Son y catorce, en cualquier momento saldrá —dijo Cato mirando su reloj.

—Tess, finge que vas de regreso a la casa de Bernarda para que él te vea —animó Irina con una sonrisa y le di un pequeño empujoncito por la espalda.

Ella tomó aire y cruzó la calle luego de que un auto pasó por allí. La puerta se abrió y Elías salió por ella. Los Clarke y yo observábamos todos, listos para cualquier maniobra si algo salía mal, solo que no sabía exactamente cuál.

—Eli —dijo ella como saludándolo. Seguro era muy extraño hablarle pero tenía que fingir que era de su mismo tiempo.

Él se detuvo y subió la cabeza para verla. Se quedó algo estupefacto, porque seguro había chequeado que todos estuviesen ocupados para poder salir sin que nadie lo viera. Parpadeó varias veces y frunció un poco el ceño.

—Podía jurar que estabas en el cuarto de Augusto y Ulises —dijo él sin entender cómo se había escapado ese detalle. Ella abrió un poco la boca, seguramente presa del pánico.

—Yo... Así era, pero Alison llamó y necesitaba ayuda con su tarea de matemáticas —respondió pensando y Elías asintió, tragándose su mentira. No era una sorpresa para nadie que yo necesitara ayuda con matemáticas.

—Genial —finalizó la conversación y pasó por su lado para seguir su camino.

Tess nos miró con los ojos abiertos y encogiéndose de hombros, en un claro gesto de "¿y ahora qué hago?". Todos le señalamos a Elías, susurrando cosas que ella no podía oír pero seguro entendió por los movimientos de nuestras manos que debía seguirlo.

—¿Y a dónde vas? —le preguntó ella, acercándose unos pasos.

Elías ya había dado varios, pero se detuvo al oírla. Se volteó un poco y parpadeó, pensando una respuesta. Pero él no sabía mentir.

—Yo... Voy a llamar a mis padres —mintió. Tessa lo miró dudosa, metiéndose las manos en los bolsillos.

—¿A una cabina? ¿Por qué no los llamas desde aquí? —preguntó, casi dejando en claro que sabía que no iba a llamar a sus padres.

Controversia (Saga completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora