Controversia (Saga completa)

Cap.42 "¿Hacerlo en un lugar público?".

—¿Que poder tenías? —pregunté intrigada, queriendo que hablara más del tema. Las palabras de Nathan aparecieron en mi cabeza.

Todos menos Bernarda, a ella le quitaron sus poderes.

—Oh, poderes, querida —hizo sonar la "s", mirándome con un brillo en sus ojos.

—¿Tenías más de un poder? —abrí los ojos sorprendida, recordando que Tadeo me había dicho en la escuela que eso lo podía lograr el sacrificio que Reynaldo estaba intentando llevar a cabo.

—Si —sonrió—, podía controlar los sentidos como Cato y la materia como Irina —la miraba atentamente mientras hablaba con nostalgia.

—¿Que pasó con ellos? —pregunté con miedo.

No quería entristecerla contando su historia ni mucho menos que me contara por compromiso. Ella detuvo de amasar por un momento y se quedó mirando por la ventana. Me miró y luego me mostró la parte interior de su brazo. Allí había una gran cicatriz que empezaba en la parte superior y terminaba en su muñeca. Me sorprendí de no haberla visto nunca.

—Secuestraron a mi hermana para el sacrificio. Unos tipos la quería obligar a participar, ella no quería tener mas poder del que tenía y tampoco quería compartir su magia con aquellos que seguro la usarían para algún mal. Pero no dejé que eso pasara —parpadeé tratando de entender.

—Diste tus poderes a cambio de su vida —susurré con un nudo en la garganta y ella sonrió.

—Eres una chica muy perspicaz —sonrió a mi y volvió a amasar—. Claro que ella murió años después, pero no por un estupido sacrificio que pondría su vida en peligro. Ella se casó y tuvo una vida feliz antes de partir —sonreí a boca cerrada a ella, a pesar de que sus ojos no me miraban—. Los mismos volvieron por mi hija años después —mi sonrisa se borró y algo se apretó dentro de mi, sin poder creer todo lo que ella había soportado—. Ella tenía sólo diecisiete años cuando tuvo a Reni, la misma edad que yo tenía cuando la tuve. —Entendí como era que Bernarda era abuela tan joven. —La utilizaron como humana para el sacrificio —sentí una puñalada en el estomago y no pude imaginar como hacia una madre para seguir adelante luego de eso—, Renata tenía apenas ocho meses. Huí de Liverpool y me mudé aquí, esperando conseguir una nueva vida en Minnesota. —Se detuvo de amasar y me dio una mirada triste. —Apenas entré en esta casa, me prometí que nadie mas que fuese como yo, como yo lo era antes, tendría que tener miedo por lo que fuese. Esperaba con todas mis fuerzas que Renata no fuese como yo, sino que fuese como su madre, una simple mortal. Para que no tuviese que vivir lo mismo que yo, para que nadie la obligara a formar parte de sacrificios o rituales en los que ella no quería. Para que pudiese vivir una vida normal en paz. Pero ya vez, mi mala suerte continuó. —Una sonrisa triste apareció en mis labios y fue entonces cuando comprendí el porqué todos cuidaban tanto a Renata. Todos sabían la historia de Bernarda y cuanto había sufrido y lo ultimo que querían, era que también perdiera a su nieta. —La única razón por la que todos aquí quieren deshacerse de sus poderes, es para no ser mas víctima de persecución —parpadee entendiendo que era muy difícil ser uno de ellos. O sea, nosotros. Yo apenas conocía lo que era, y ellos llevaban una vida siéndolo. —Es por eso que los acojo aquí. Cuando mi hija Leslie falleció, me sentía muy sola. No tenía nadie en quien apoyarme. Por el contrario, tenía que ser fuerte para Reni. Me prometí que no dejaría que ninguno mas de los nuestros se sintiera solo. —Su mirada triste fue reemplazada por una sonrisa divertida. —Y así fue como Cato llegó aquí. Sus padres dijeron que conocían a mi hija y que les había dicho solo a ellos, que conmigo estaría segura. Entre los nuestros, la información se corrió. Todos vinieron a mi, dándome apoyo como yo a ellos —sonreí cuando finalizó su historia. Se lavó las manos en silencio y yo aun no sabia que decir. Se acercó y me acarició la mejilla. —Te cuento esto porque no quiero que te extrañes de ti misma. Tu no naciste sabiendo lo que eras, y no debes cambiar tu perspectiva ahora. Eres Alison Hock, con magia y poderes o sin ellos, tu eres tu —mis ojos se llenaron de lagrimas y me levanté para abrazarla.