Cap.25 "Contigo".

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Comencé a sentir una molestia y noté que era el sol en mi cara, entrando por la ventana.

Abrí los ojos, dándome cuenta que me había quedado dormida, y pude ver a Nathan sentado al borde de la cama, dándome la espalda. Recordaba que el estaba del lado de la pared, y no sabía cómo habíamos cambiado de lugar.

Me senté rápidamente y me arrepentí al segundo, ya que logré marearme un poco.

—Nathan, ¿estás bien? —pregunté intentando llamar su atención, pero no me miró.

—¿Donde estaba tu hermano ayer? —su pregunta me tomó por sorpresa y no tenía idea de que tenía que ver con lo que yo había dicho. Me tomó unos segundos asimilar su pregunta y entender la importancia de eso ahora.

—En... la casa de uno de sus amigos —dije rápidamente, esperando que me mirara con esos ojos llenos de amor que solía mostrarme, pero lejos de recibir una de esas miradas, sus ojos oscuros se encontraron con los míos, haciéndome sentir más pequeña en mi lugar. Se veía enojado y decepcionado a la vez.

—¿Con sus amigos? —repitió con algo de asco en su voz, sin poder creer mi respuesta—. ¿Así que te dejó desprotegida todo un día por ir con sus amigos? —su tono despectivo me estaba desconcertando un poco. Negué con la cabeza, sin entender a qué de refería.

—¿Que quieres decir? —Ambos estábamos haciendo demasiadas preguntas y no entendía cómo podía esta conversación llegar a algún lugar.

El quitó sus ojos de los míos, mirando hacia algún punto en la habitación.

—Luca intentó entrar en tu casa ayer.

—¡¿Qué?! —grité sin importarme casi aturdirlo—. ¿Como sabe donde vivo? —pregunté rápidamente. El negó con la cabeza y se encogió de hombros, indicándome que no lo sabía. —¿Y que tiene que ver mi hermano? —Tenia demasiadas ideas en la cabeza y tenía que acomodarlas rápidamente para poder continuar con mi interrogatorio.

—Tu hermano tiene que ver. Por supuesto que tiene que ver. —Había un doble sentido en su voz que no entendía para nada. —Si Renzo hubiese estado allí, y hubiese visto al idiota de Luca forzando tu puerta principal, estoy seguro de que habría creído que era un ladrón o algo así, y hubiese llamado a la policía o quizá le hubiese dado su merecido con algunos golpes. Quizá si el hubiese estado, si hubiese alguna luz prendida, que indicara que no estabas sola, Luca no se habría atrevido a entrar —parpadeé varias veces, intentando comprender todo lo que decía.

—¿Y porqué Luca no entró por mi? —otra estúpida pregunta salió de mi boca sin ser procesada primero.

Nathan me miró con dolor, como si hubiese dicho una locura, como si no pudiera creer la situación que vivíamos.

—¿Crees que lo permitiría? ¿que yo permitiría que te hiciera algo? ¿que algo te pase? —preguntó ofendido. El me había dicho millones de veces que me protegería de todo lo que pudiera, y se pondría en mi lugar siempre que estaba en peligro.

—¿Tu... te enfrentaste a el? —Al parecer mi cerebro tenía un protocolo extraño, en el que de repente decidió hacer todas las preguntas estúpidas que nunca hacía. Bueno, a decir verdad, siempre las hacía pero no tantas como ahora. —Para protegerme.

Algo en mi se conmovió como nunca al sentir que el se había arriesgado a tal cosa solo por mi.

Asintió con la cabeza, y no pude contenerme las ganas de abrazarlo. Con cuidado, rodeé mis brazos por su cuello, intentando no tocar ninguna de sus heridas. El no se quejó de dolor, así que no me moví.

Controversia (Saga completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora