Cap.10 "Te prometo que serás feliz".

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La escuela estaba totalmente oscura, porque era de noche. Aunque más de noche, parecía ser casi de madrugada. No tenía idea de por qué estaba allí, pero algo me había dicho que tenía que ver algo. Y aunque no pude ver nada, si pude escuchar algo. Una música. Una canción.

Giré mi cabeza por uno de los pasillos y comencé a caminar. La escuela se veía totalmente terrorífica de noche, pero no me importó, no tenía miedo. Por el contrario, me emocionaba saber qué iba a encontrar. No sabía como sabía que iba a hacerlo, pero en algún rincón de mi mente sabía que había alguien más allí.

Doblé por otro pasillo y al darme cuenta que la música se hacía más tenue, noté que no estaba yendo por buen camino. Me volví hacia el pasillo anterior y doblé hacia otro lado, siguiendo la música que sonaba.

Fue recién allí cuando me estuve acercando a algunos salones que reconocí la canción. Se trataba de Do I Wanna Know de Arctic Monkeys. Sonreí un poco al saber que me gustaba lo que oía, porque ya lo conocía. Pero no sabía quién estaba allí.

He soñado contigo casi cada noche esta semana. ¿Cuántos secretos puedes guardar? Porque hay una melodía que encontré, que de alguna manera me hace pensar en ti, y la pongo en modo repetición, hasta que caigo dormido, derramando bebidas sobre mi sofá.

¿Quiero saberlo? Si este sentimiento fluye en ambos sentidos. Triste al ver que te vas. De alguna manera esperaba que te quedaras. Cariño, los dos sabemos que las noches, se hicieron principalmente para decir cosas que no puedes decir de día.

Volviendo a gatas a ti, ¿alguna vez pensaste en llamar, después de haberte tomado unas cuantas copas? Porque yo siempre lo hago. Quizás estoy demasiado ocupado siendo tuyo, como para enamorarme de alguien nuevo.

Pasé por un par de pasillos y observé que todos los salones estaban abiertos y vacíos. Menos uno. Lo pasé de largo y cuando mi cerebro tardó en reaccionar, me detuve y volví unos pasos. La chica de mis sueños estaba allí. ¿O era Irina?

Sentada sobre el escritorio del profesor, con un pequeño reproductor de música junto a ella. Tenía puesta una mini falda negra y una blusa blanca. Parpadeé un par de veces, intentando cerciorarme de si era ella o mi hermana, pues en la oscuridad no era fácil darse cuenta. Pero cuando se quitó la paleta roja de la boca y sonrió un poco, noté que si era ella. La chica de mis sueños.

—¿Qué haces aquí? —le pregunté sobre la música que sonaba en casi toda la escuela, porque de verdad sonaba muy fuerte, no parecía provenir de ese pequeño parlante.

—Hoy no tengo ganas de hablar —dijo ella volviendo a llevar la paleta a su boca, lamiéndola de arriba a bajo y abriendo un poco las piernas sobre el escritorio. Mi vista se dirigió hacia su entrepierna y volvió rápidamente a sus ojos.

Estoy soñando. Estás soñando, Nathan.

La miré durante unos segundos, convenciéndome de que no era real. Pero podía ver su piel algo azul por la luz de la luna que entraba por la ventana. Podía ver el brillo de sus ojos y la saliva que dejaba sobre el dulce. Todo era tan real.

—Cierra la puerta —dijo mirándome.

Le obedecí, todavía un poco shockeado de haberla encontrado. ¿Qué hacía en Hills Town? Ella dijo que aún no era parte del pueblo. ¿Se refería a que pronto iba a serlo? ¿Ya se había mudado?

—Ven aquí —dijo sonriendo un poco—, no tengas miedo —habló divertida.

Pero a mi nadie me iba a poner por debajo. Yo no le tenía miedo a nada, menos a ella. Pero si en ese momento hubiese sabido que la niña de mis sueños, sería mi perdición en el futuro. Y que si tendría miedo, miedo de perderla.

Controversia (Saga completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora