Cap.6 "Promete que me buscarás".

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Llegamos a la casa de Bernarda donde ella misma nos abrió la puerta. Levantó los cejas al vernos todos mojados y le gritó a Renata que fuera a buscar toallas. Después de cinco minutos, ya estábamos todos con ropa seca y tazas de chocolate caliente en la sala. Tessa no paraba de estornudar y algo me decía que ya se había resfriado.

—¿Y bien? ¿Qué fue lo que pasó? —preguntó Bernarda sentándose en un sillón.

Renata se sentó junto a Augusto para abrazarlo por los hombros y hacer que el frío pasara más rápido. Jade bajó las escaleras corriendo al enterarse que ya estábamos de vuelta y corrió hacia Noel. Él le dio una sonrisa algo débil y la sentó en su rodilla.

—Pues no mucho —dijo Cato y todos lo miramos con el ceño fruncido, en total desacuerdo.

—¿No mucho? Prácticamente volvimos a ver el día del ritual y a Elías morir frente a nuestros ojos —le espetó mi hermana.

—Y seguimos a Reynaldo para intentar descubrir si algo de lo que sucedió después del ritual nos ayudaría —expliqué a Bernarda que nos miraba con una mueca de pena.

—Incluso supimos cosas que no teníamos idea de cómo habían surgido. No puedes decir que no mucho —agregó Nathan, mirando fijo a su hermano mayor.

—No estoy diciendo que no haya sido útil. Lo que intento decir, es que no tenemos nada. No descubrimos nada que nos diera otra pista, otra fecha a donde ir. Qué hacer —se explicó y todos bajamos la cabeza, porque tenía razón.

—Esperen, tengo una idea —musitó Augusto levantando la cabeza. Todos lo observamos y temí por mi vida porque Augusto no solía tener los mejores planes. —¿Qué tal si evitamos que Elías se vuelva cómplice de Reynaldo desde un principio? Si a él jamás se le mete en la cabeza la idea de fingir ser del equipo de Reynaldo, él no querrá matarlo.

Todos nos miramos, pensando en las probabilidades de volver y cambiar algo tan arriesgado. Excepto Bernarda, ella sólo miraba el suelo con una mueca pensativa, como si supiese que todas las ideas que se nos ocurrieran para evitarlo, podían tener riesgos de hacer algo mal.

—No es una mala idea —acotó Ulises.

—No, no es mala —agregó Nathan llamando nuestra atención—. Es terrible. Si evitamos que Elías finja ser un recluta de Reynaldo, el primer intento del ritual se llevaría a cabo perfectamente. Y nada de lo que sucedió después de eso, sucedería igual.

—Pero Elías estaría aquí —interrumpió Tessa con voz suave, retomando el tema inicial de esto.

—Si pero nada sería como lo es ahora. Quizá Irina no estaría embarazada, Augusto y Renata no estarían juntos o quizá alguno de nosotros esté muerto —explicó mirando el suelo y moviendo las manos.

—Nathan tiene razón. Es muy arriesgado cambiar algo tan importante como el día del primer ritual —lo apoyó Cato.

—No importa que cosas se cambien del presente. Tal vez algunas cosas sean distintas, pero nada es peor que no tener a Elías —dijo Augusto.

—¿Qué tal no tenernos a nosotros? —interrumpió Noel—. ¿Qué tal que todos nos arriesguemos y todos desaparecemos?

Bernarda subió la cabeza por primera vez en mucho tiempo y nos observó preocupada. Ella sabía la gran posibilidad que teníamos de que eso sucediera, a pesar de que no quería preocuparnos, su mirada lo advertía.

—¿Cambiarías a tu hijo por traer a Elías de vuelta? —le preguntó Cato a Irina.

Ella abrió los ojos, totalmente estupefacta. No tenía respuesta para eso, y si la tuviese, sabía que no quería darla. Tenía la presión de decidir sobre el bebé dentro de ella o sobre su amigo muerto. Y todos la estaban mirando.

Controversia (Saga completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora