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Las lagrimas acumuladas en mis ojos cayeron por mis mejillas cuando parpadeé. Me veía sentada en el sofá de la sala de Bernarda, con los Clarke frente a mi y mi hermano a mi lado. No me detuve a pensar que hacia Renzo allí. Solo me podía ver ahí, sentada en silencio.
Parecía que no respiraba mientras las lagrimas seguían cayendo. Todos miraban el suelo como si no quisieran verme llorar. Renzo apretó mi mano e Irina se levantó, se acercó a mi y me abrazo con fuerza. Yo aun estaba sentada y no me podía mover.
—Lamento no habértelo dicho antes —pude oír la voz de ella más lejos de lo que realidad estaba.
Abrí los ojos y me percaté que estaba en el salón de clases. Nathan me miraba fijamente a mi lado, sabía que había tenido una visión. Yo aun no podía disimularlo tanto, y el ya sabia como me quedaba mirando la nada con la boca cerrada y los ojos perdidos.
—¿Estás bien? —susurró Nathan a mi lado, acercando su rostro al mío. Parpadeé varias veces, enfocándome en la realidad. Lo miré y pude ver la preocupación en su rostro.
—Si, estoy bien —sonreí para tranquilizarlo.
Nathan no me preguntaba que veía cada vez que tenía visiones, y la verdad es que lo agradecía mucho porque no me hubiese gustado contarle que nos vi frotándonos desnudos antes que eso pasara, y tampoco sabría como explicarle lo que acababa de ver.
Me veía tan rota y tan dolida, pero a la vez tan sorprendida que no sabia que había ocurrido. Mis visiones tampoco me decían cuando sucederían. Podían suceder en el momento, al mismo tiempo que yo las veía, y otras podían pasar días hasta que sucedían. Era muy extraño controlarlo, pero ahora distinguía que cuando era presente y cuando no, y sabiendo que aún estamos en la escuela, doy por hecho que pasará pronto.
La voz de Irina sonó tan real en mi visión, que hasta podría haber creído que fue real.
Lamento no habértelo dicho antes...
Me tomé la cabeza con ambas manos, frustrada. Nathan me sobó la espalda y me dió una sonrisa de boca cerrada para tranquilizarme. Me hacia sentir mejor el hecho de tenerlo conmigo, atravesando toda esta locura.
Mi cabeza pensaba millones y millones de motivos por los cuales ella podría estar diciéndome la verdad de un momento a otro.
Ay Irina, solo habla conmigo.
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Cerré la puerta de mi casa, lista para dirigirme a la casa de los Clarke. Debía entrar a trabajar en treinta minutos y tenía ganas de respirar aire puro.
La visión de Irina en mi cabeza se repitió varias veces desde la primera vez hace tres dias. Cada vez que la visión se presentaba, intentaba recordar todo lo que podía y lograr indagar un poco más en la verdad. Hasta podía reconocer la ropa que todos tenían puesta. Cada vez que me cruzaba con los Clarke, esperaba que no tuvieran esas prendas puestas, lo que podría llegar a significar que era el tal esperado día de mi visión.
El clima estaba horrible. Había muchísimo viento y parecía que una tormenta llegaría pronto. Esperaba estar de vuelta en casa cuando lloviera esta tarde, o al menos, haber llegado a la casa de Bernarda.
Me coloqué la capucha mirando las nubes grises del cielo y comencé a caminar con las manos en los bolsillos.
No había mucha gente en la calle, casi diría que nadie. No pasaban autos y supuse que como los únicos que pasan por la carretera, son los que pasan de largo para ir a otros destinos, no estarían allí ya que nadie viajaría con ese clima.
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Controversia (Saga completa)
FantasíaAlison Hock, arrastrada por su hermano a un pueblo desierto llamado Hills Town, comienza a vivir nuevas experiencias. Tras conocer a los hermanos Clarke, quienes despertarán una intriga en ella, se dispone a conocerlos mas de cerca. En el medio de t...