Controversia (Saga completa)

Cap.49 "Es hora del ritual".

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—¿Segura estás bien? —preguntó Renzo mientras caminábamos a la escuela.

Tres días habían pasado desde el incidente y yo no había aparecido en la escuela. Pero mi hermano había dicho que llamaríamos la atención del director y lo ultimo que le faltaba, era una llamada a mis supuestos padres o una suspensión.

Renzo me había confesado que el ya lo sabia y que por eso me advertía que me alejara de el, como había supuesto. Pero estaba tan dolida para enojarme con el que simplemente lo ignoré.

Estaba enojada con todos, pero me sentía tan rota por dentro, que todo lo que podía decir era "si" y "no".

Estaba en una especie de proceso de asimilación a todo. ¿Nunca te ha pasado que en vez de actuar simplemente te quedas en stop sin poder sentir ni hacer nada? Oh, yo si lo sentía. Pero no podía reaccionar.

Esperaba que nadie estuviese cerca mío cuando reaccionara y explotara porque no daría nada vivo a mi paso. Ninguno de ellos me conocía en esa faceta porque aún nada me había hecho enojar tanto para transformarme en mi otra yo, pero todo esto junto, si lo haría. Todas estas verdades saliendo a la luz estaban creando un monstruo dentro mío, y faltaba un mínimo sonido para que la bestia despertara.

—Estaré bien —dije firme, viendo mis pies moverse sobre la acera. No podía mostrarme débil, menos ante el, que siempre supo la verdad.

—Puedo almorzar contigo si quieres —sonrió suavemente y lo miré un poco sorprendida, aunque estaba segura que mi cara aún no podía expresar lo que sentía. Era una especie de cara indiferente a todo.

—¿No era que no te buscara en la escuela? —pregunté intentando ser sarcástica con una sonrisa que seguro fue bastante espeluznante, teniendo en cuenta lo mal que me veía.

—No voy a dejarte sola en este momento —dí un vistazo rápido a mi hermano cuando no me miraba y me di cuenta de lo mucho que habíamos crecido y madurado juntos. El me estaba poniendo sobre su popularidad y amigos. Sonreí para mis adentros pero me obligué a no hacerlo, el sabía la mentira y nunca me la dijo. Era lo mínimo que podía hacer.

Aunque si te advirtió Alison, te advirtió.

—No —dije automáticamente, no necesito tu maldita lastima—. Estaré bien, estoy segura de que Coni se encargará de que esté distraída todo el día —dije seria, recordando las llamadas que me había dado durante estos últimos días de ausencia.

—Búscame si me necesitas —abrió la puerta para mi y luego de entrar, besó mi mejilla—. Y relájate, no vino hoy —frotó mi hombro y se alejó guiñando un ojo.

Seguramente me había visto tan tensa, pensando como haría para verlo.

Yo no era ninguna idiota, y había elegido volver a la escuela justo hoy que no compartía ninguna clase con el. Así que si había venido o no, me daba lo mismo porque no lo vería en clases. Pero al menos, no sentiría su presencia en la cafetería.

Como si me hubiesen quitado un peso de encima, caminé hasta mi casillero y no me sorprendí al no ver a nadie allí parado. Siempre estaba Bastian, Coni o alguno de los Clarke esperándome para hablar de algo. Pero yo no había avisado a nadie que vendría, así que supuse que luego de dos días de no venir, dejaron de esperarme allí.

Me acerqué a mi casillero y el chirrido que hizo al abrirse me dio dolor de cabeza, como llevaba estos días. No había comido nada hasta esta mañana, y solo lo hice porque Renzo vio como casi me desmayaba en la escalera por la falta de alimentos. Seguro me veía mas flaca pero del modo desnutrida. Me sentía sin fuerzas físicamente y ni hablar de la emocional. Había estado arrastrándome por la casa. De mi cama al sofá, de allí al baño y el ciclo otra vez. Solo bebía agua y era para acompañar los calmantes que Renzo me daba por las noches para poder dormir, aunque a las seis de la mañana acababa su efecto y me despertaba de un muy mal humor.