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Caminaba por el pasillo del primer piso, recogiendo alguno de los juguetes que Jade solía dejar por allí tirados. Habíamos pasado las ultimas dos horas mirando alguno de sus dibujos animados en la televisión y le había dicho que yo juntaría sus juguetes mientras ella hacia la tarea de la escuela.
Noté que la puerta de una de las habitaciones estaba entre abierta, y algunas voces salían de allí. Reconocí la de Irina a la perfección y no arruinaría mi oportunidad.
Pegué mi oído con sigilo a la pared, intentando no pasar por la puerta.
—No me importa Cato —dijo ella, algo despreocupada.
—A mi si, Irina —respondió el—, se que tú no tienes a tu familia, pero el resto de nosotros aquí si, y queremos volver a verlos, tenemos que volver a ser normales. —Mi cara se retorció al escuchar esa oración.
—No podemos hacerlo sin ti. Tenemos que estar todos —ahora habló Augusto, que sonaba un poco más lejos pero aún así, dentro de la habitación.
—Solo me necesitan para ese estúpido día. ¿Y luego qué? Todos volverán con sus familias, abandonarán a Bernarda, y yo me quedaré aquí, sola, porque no tengo a donde ir —su voz se quebró un poco pero no la sentía llorar aún.
—No estarás sola, Renata también se quedará aquí —habló Ulises y hubo un silencio en el que supe que todos lo habían mirado mal.
—Bueno... No estarías sola si dijeras la verdad —Cato habló con un poco de miedo en su voz, pero aun así, ésta no tembló—. Se que ahora no lo harás. Pero deberías considerarlo. Recuerda que no eres la única que está metida en este embrollo. Alison tambíen debería saberlo. —¿Yo? ¿O hablaban de otra Alison? —Luego tu decides que quieres hacer.
—Yo... necesito pensar si voy a decir la verdad —sentí que se alejó un poco de la puerta, y al acercarme un poco más, uno de los juguetes de Jade que estaban dentro del canasto, salió disparado al suelo, provocando un ruido que hizo que todos voltearan a la puerta.
No podía correr y no podía fingir que yo no estaba allí. Mi cerebro formuló lo más inteligente y me acerqué a tomar el juguete, como si simplemente pasara por allí.
—Lamento interrumpir. Estoy buscando juguetes de Jade. ¿Hay alguno por aquí? —Un segundo faltó para que me sintiera estúpida, no sabía porque debería haber un juguete de ella aquí pero no valía la pena decir que no estaba aquí por eso.
Irina y Cato estaban parados uno frente al otro, ella con los brazos cruzados y el con los suyos en sus bolsillos delanteros.
Ulises estaba tendido en una cama que parecía ser suya, y Augusto estaba en la de arriba, acostado boca abajo dejando caer su brazo a la nada. Algo me decía que esta era la habitación de esos dos.
Todos me miraban con una expresión seria. La de los tres me miraban con pena, como si estuviese haciendo alguna estupidez, que en realidad si la estaba haciendo. Pero ella me miraba con el ceño fruncido, como si hubiese interrumpido la charla mas emocionante del mundo.
Sin saber que decir, volteé para seguir con mi trabajo mientras la rubia se dirigía a la puerta para cerrarla a mis espaldas de un portazo.
—¡Irina! —oí la voz de Bernarda desde las escaleras— ¡Deja de azotar las puertas, por Dios! —habló mientras bajaba y yo la seguí, luego de dejar el canasto de juguetes dentro de la habitación de Jade y Renata.
—¿Por que me odia? —pregunté, mas cansada que intrigada. Ya me estaba cansando que todos allí me dirigieran la palabra, menos ella, sin contar sus miradas penetrantes, o sus portazos cada vez que yo estaba cerca.
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Controversia (Saga completa)
FantasíaAlison Hock, arrastrada por su hermano a un pueblo desierto llamado Hills Town, comienza a vivir nuevas experiencias. Tras conocer a los hermanos Clarke, quienes despertarán una intriga en ella, se dispone a conocerlos mas de cerca. En el medio de t...