Mis manos sudaban sin control mientras mi garganta se secaba. Tragué con la esperanza de recuperar un poco de fuerzas, pero solo conseguí que mi respiración se acelerara cuando poca saliva bajó por mi garganta.
—No se como decirlo... —Nathan habló mientras se rascaba la nuca y hacía una mueca extraña con sus labios.
En busca de ayuda, le dio una rápida mirada a Cato, quien ya tenía sus ojos en el. Algo se dijeron visualmente y me dispuse a ponerme derecha, como si indicara que podía hacerle frente a cualquier situación. Cómo si no me estuviese por desmayar frente a ellos.
—Ali...—la voz de Cato me hizo parpadear un par de veces. Mi cabeza me indicó que debía reaccionar si no quería perderme nada de su información. —Tienes que prometer que no contarás nada de esto a nadie —asentí con la cabeza, sin pensar en las consecuencias.
¿No podría contarle esto a mi hermano? ¿A mis amigos?
Ni siquiera sabía de que se trataba, y porque tanto misterio, hacía ya algunos días que venía procesando la información, no tenían que preocuparse porque sus palabras fuesen como un balde de agua fría para mi. Yo podría soportarlo.
Los ojos de Cato vagaron en mi, mirándome con algo que no supe descifrar qué era. Le dió un vistazo más a su hermano, para mirarla a ella y luego volvió sus ojos a mi.
Soltó un largo suspiro que parecía estar conteniendolo todo, su respiración e incluso sus palabras.
—Cuando fuimos creados, hace muchos años, la magia fue puesta en nuestra sangre con intenciones de sacar provecho de ella. Tener poderes, ser superiores al resto y poder defenderse de quien sea para no tener ningún tipo de preocupaciones.
Nathan tomó mi mano y le dio un pequeño apretón. Mi mirada se dirigió a él. Al parecer, ya había conseguido el valor para hablar mientras su hermano comenzaba por el.
—¿Recuerdas cuando estábamos en el salón de clases y me contaste que habías tenido una especie de deja vu? —preguntó y parpadeé varias veces. Asentí con la cabeza, recordando absolutamente todo. El se puso serio, y huyó de mi. —Te oculté algo —mi ceño se frunció, sin saber a qué se refería. Apretó su agarre en mi mano y abrió la boca para hablar. —Yo ya sabía que tú tenías esos deja vú.
—¿Cómo? —salió de mi boca la pregunta sin entender esa posibilidad. Sus labios se fruncieron en una línea y los apretó allí.
—No puedo decírtelo —sus ojos tenían una tristeza que nunca le había visto—, pero si puedo decirte que no son deja vu.
¿El sabía lo que sucedía conmigo? ¿Porque me lo había ocultado?
Millones de preguntas cruzaron mi mente hasta que el volvió a hablar.
—Son visiones, Alison —mi boca se abrió un poco, demostrando lo impactada que estaba por lo que acaba de escuchar, que por cierto, parecía una locura. El rodó su labio inferior dentro de su boca y apretó un poco más mi mano. —Es tu poder.
¿Que?
Eso significaba que...
No.
Yo no puedo ser sobrenatural. No puedo tener poderes. No hay magia en mi sangre. De ninguna manera. No hay posibilidades para eso.
—Eres una de nosotros —la voz de Cato martilló mis oídos mientras sentía mi respiración volverse más pesada. Me costaba respirar y sentía que no había aire, aún cuando estábamos en medio de la ruta vacía.
De repente sentía la boca mas seca que antes pero no tenía saliva para tragar, abrí la boca intentando decir algo, pero nada salió de ella. Me mojé los labios en un intento de conseguir saliva para tragar, pero solo logre que mi lengua se secara más al sacarla al exterior.
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Controversia (Saga completa)
FantasiaAlison Hock, arrastrada por su hermano a un pueblo desierto llamado Hills Town, comienza a vivir nuevas experiencias. Tras conocer a los hermanos Clarke, quienes despertarán una intriga en ella, se dispone a conocerlos mas de cerca. En el medio de t...