Capítulo. 15

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Madripoor.

Sam veía por las ventanas del jet el paisaje. Bucky estaba delante de él, viendo a su chica sentada frente a Zemo, ella tenía los ojos cerrados y emitía algunas quejas como si algo le doliera.

Oeznik salía de la cabina con una copa de champán en sus manos, misma que le hizo entrega a su jefe. —Disculpe si está tibio, el refrigerador está roto. Pero veré si hay algo bueno para comer en la cocina.

Zemo alza su copa hacia el hombre. —Si no pasa la prueba de olor, dásela a ellos.— Dijo en sokoviano. Jordan le dió una patada en la espinilla a Helmut, ya que entendió sus palabras. El Barón se sonrió un poco por el golpe que recibió.

Oeznik soltó una risa. —Que bueno que hay vuelto señor.— El hombre regresó a la cocina. Bucky se asomó a ver a que hacia el hombre mayor y luego se acomodó nuevamente en su asiento. —No saben lo que es estar encerrado en una celda. Oh, es cierto. Lo saben.— Dijo altanero.

—Esa bala que te juré está más cerca de tu trasero ahora.— Jordan respondió, abriendo sus ojos.

—¿Por qué no nos dices a dónde vamos?— Preguntó Wilson.

—Lo lamento.— Dijo el Barón tomando un libro. —Quedé fascinado por esto. No sé como llamarlo pero esta parte parece ser importante. ¿Quién es Nakajima?— Preguntó mostrando la libreta donde Bucky hacia sus anotaciones.

James se levantó de su asiento y tomó por el cuello a Zemo con fuerza, apretó un poco. —Si vuelves a tocarla, te mataré.— Amenazó el hombre con voz ronca, luego de un momento lo soltó y se sentó de nuevo.

Jordan negó haciendo un sonido negativo con sus labios. —Ya está rozando esa bala.— Canturreó.

—Lo siento.— Zemo acomodó su abrigo. —Entiendo esa lista de nombres. Los dañaste siendo el soldado del invierno.—

—No te pases.— Pidió Bucky.

—Ya vi esa libreta. Era de Steve cuando lo descongelaron. Le conté de Trouble Man, lo anotó ahí. ¿Lo oíste? ¿Qué te pareció? — Preguntó Sam emocionado.

—Me gusta la música de 1940.— Dijo Buck.

Jordan soltó una pequeña risa. —¿No te gustó?— Preguntó divertida.

—Me gustó.— Le contestó James.

—Es una obra maestra, James.— Comentó Zemo. —Completa, integral. Captura la experiencia afroamericana.—

—Se pasó de la raya, pero tiene razón. Todos adoran a Marvin Gaye.— Dice Sam.

—A mi me gusta.— Se defendió Buck.

—Steve adoraba a Marvin Gaye. ¡Jordan lo adora!— Exclama Sam.

Taylor rió. —Si. Solo cuando Steve me decía que cocinara porque el estaba escuchándolo, mi adoración por ese hombre se tambaleaba.— Confesó.

—Debes haber admirado a Steve...— Zemo se dirigió a Sam. —Pero me di cuenta de algo cuando lo conocí.—

—¿Que tenía algo de verde en el azul de sus ojos?— Bromeó Jordan recordando lo sucedido en la base de Hydra en Siberia.

—Además de eso, me di cuenta del peligro con la gente como él. Los súpersoldados estadounidenses, es que los idolatramos.— Helmut dijo.

—Cuida tus palabras, Zemo.— Advirtió Sam.

—Se convierten en símbolos. En iconos, y luego comenzamos a olvidar sus defectos.— El Barón explicaba y llevó su vista hacia la mujer de ojos verdes. —A partir de ahí, vuelan ciudades, mueren inocentes.— Jordan miró sus manos, Zemo sonrió por esa reacción. —Se forman movimientos, se libran guerras. Lo recuerdan, ¿no? Siendo jóvenes soldados enviados a Alemania a detener a un loco. ¿Queremos un mundo de gente como Red Skull? No, por eso vamos a Madripoor.—

GOD IS A WOMAN  ||Bucky Barnes||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora