Buda!¡

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Paquete por paquete, los dulces se iban yendo y los envoltorios acumulando al lado del joven Dios, quien comía chocolates de toda marca, sabor y parte del mundo.
Ellos y el helado eran definitivamente sus comidas favoritas, claro, si hablábamos de dulces, porque tenía una amplía gama de comidas en su menú que adoraba comer, pero esa tarde tenía ánimo de algo dulce, y solo de eso.

La tarde se prestaba a un dulce aire calmo y cálido, era perfecto para estar en su pequeño y reconfortante monte, solo, sin que ningún otro dios o Zeus pudiera molestarlo, o mejor dicho,molestarlos.

-Amón, ya te dije que no hay nadie, ven y siéntate aquí -palmando a su lado, el dios miraba a un costado del árbol, viendo una figura asomarse temerosa, mirando a todos lados para asegurarse que nadie más que su amigo estaba ahí.
Amón,la que está oculta, diosa de Egipto y considerada, al igual que Ra, una de las diosas más importantes, y al mismo tiempo, de las más temerosas del lugar o de su misma cultura.
No era cercana a muchos dioses aunque lo intentaran, y era sorprendente que, siendo tan diferente a Buda, un dios sin pena alguna, fueran amigos cercanos.

-Pero Buda, Alguien puede venir...-lo mira, acercándose con cautela y sentandose a su lado, a la sombra.
-Nah, solo estamos nosotros aquí, supongo que Zeus está peleando con Hera de nuevo o algo, no te preocupes, disfruta el aire...-cerrando los ojos y recostandose en el árbol tras él, estaba muy tranquilo y en paz, no había pasado nada interesante en semanas, y estar con ella era el mejor plan que tenía siempre, claro, siempre y cuando ella estuviera dispuesta a salir de su panteón, cosa que ese día había pasado.

Un rápido manotazo se había hecho sonar en el medio de ellos.
La diosa había intentado tomar un chocolate de SU propiedad, despertandolo.
-¡Es solamente uno! ¡Uno solo!
-No.
-¡Buda! Solo uno...¿Porfavor?
-No.
-Eres imposible -se recuesta en sus piernas, en confianza por la falta de gente ahí, le gustaba estar con él.

No era una diosa sociable para nada, aunque haya sido el objetivo de muchos dioses, ella solo volvía a esconderse siempre que podía, ella era la representación de los que no se ven, era el viento, y como tal, era retraída y omnisciente, podía estar en varios lugares a la vez sin que la vieran, la sombra, por ejemplo, era uno de sus lugares favoritos.
Amón adoraba estar con la dinastía Egipcia, había criado a varios de los descendientes y posteriores reyes del gran imperio, el silencio y el observar le había dado los conocimientos necesarios y más, siendo esto uno de sus grandes atributos.

El misterio que la rodeaba a ella y su lugar de diosa la hacía superior a muchos, por no decir, bastantes.

Buda se había acercado a ella a penas había fallecido en el plano humano y conocido a otros dioses, y le había demostrado confianza, no le interesaba si se ocultaba en una sombra o no, o si estaba a su lado sin que la viera, su mera presencia era lo que a él le gustaba y agradaba, respetando su espacio personal en todo momento.
Y eso, a comparación de otros dioses, la había hecho caer y estar a su lado siempre que pudiera y sintiera la voluntad para hacerlo, formando una amistad con personalidades marcadas y que se respetaban y crecían mutuamente, aprendiendo del otro.

Un chocolate había caído en la frente de la acompañante Egipcia, un bombón con envoltorio de colores pequeño, que al parecer nisiquiera tenía relleno.

-¡Buda! Tienes muchos ahí, ¡dame otro! -se levanta yendo a buscar por si misma el recipiente con muchos dulces y caramelos varios, siendo alejado rápidamente por el contrario, quien se metía una nueva paleta en la boca, negando con un semblante tranquilo.

-Ya te dí uno, eso es suficiente, debería considerarlo...
Sentandose a su lado, y aceptando que no iba a tener más chocolates, la acompañante come el suyo, mirando el pasto que flameaba por el suave viento que había.

Pronto le acompañaría su amigo, poniendo el mentón en su hombro, picando suavemente el palito de su dulce contra su mejilla.
-¿Qué se supone que estamos mirando? -pregunta, cerrando los ojos, la diosa ponía paz en donde sea que estuviera, inclusive a los dioses más destructivos o caoticos.
-No lo sé, el pasto, supongo...
-Cuando estaba vivo solía ir con Jataka a jardines como estos, me leía libros y hablábamos mucho, era bonito.

-El es un buen hermano mayor, me hablaste mucho sobre él, recuerdo que una vez me dijiste que se metieron en problemas por romper un jarrón importante -rie suavemente, recordando la anécdota contada por su acompañante, que lo hace sonreír suavemente.

Era un momento de tranquilidad y relajación, donde eran uno con el otro y se acoplaban muy bien aunque el joven no quisiera compartirle más de todos los chocolates que tenía, aunque, unas pisadas a lo lejos hacen que la egipcia se esconda rápidamente, evitando cualquier peligro cercano, desconectando así a Buda, quien al buscar al causante del susto a su amiga, encuentra a Zeus, el viejo dios del cosmos y el universo, decide alejarse del árbol para hablar con el, así ella podría volver a su estado tranquilo y evitar cualquier contacto que no quería, o siquiera se la vean.

-¡Buda! ¿Estás aquí solo otra vez, jovencito?
-Ah, si, Zeus, ¿Necesitas algo? -lo mira, mientras arreglaba sus sandalias.
-De hecho si, mira...

Luego de una charla que no había durado no más de 5 minutos y regaños por no darle chocolates, el dios joven vuelve al lugar donde estaba, encontrando a la diosa Egipcia casi destruida en llanto.
-¿Pero que te pasa ahora? -poniendose a su altura, con preocupación,intentaba calmarla como podía, solo para que se aferre a su musculosa y siguiera desconsolada, el viento había empezado a ser más fuerte.
-¡N-no puedes pelear! ¡Te lo prohibo Buda!

Zeus había aparecido para informarle, o desde su vista, imponerle, pelear en la próxima pelea del ragnarok que se estaba llevando a cabo, la última pelea entre el humano y los dioses por la supervivencia de los mismos, combates a muerte y a sangre fría, en el cual el destino estaba en manos de los peleadores.
Chistando su lengua, la abraza suavemente entre sus brazos, acariciandole el pelo.
-Tu realmente eres un caso, eh...
-¡No vas a pelear, Buda! ¡pondré una maldición sobre toda tu descendencia si lo haces! ¡Estás avisado!
-Voy a pelear por la humanidad.

El viento había parado de golpe, como las lágrimas de la señorita y cualquier movimiento o reacción, ¿Qué estaba diciendo?

-No... Buda te estás volviendo loco.
-Claro que no, estos arrogantes no van a decirme que hacer o que no hacer, no tienen derecho sobre mí ni opinión, no puedo rechazar el combate, pero si darles de comer con su misma porción...-la mira, con mucha delicadeza y acariciandole el pelo suavemente, intentando calmarla- Ganaré, y ganaré por tí...-tocandole suavemente la frente, vuelve a abrazarla y sentarse con ella en brazos, quien todavía seguía hecha un manojo de nervios y pena.
Esta vez, Buda no la deja salirse de sus brazos ni ir a la sombra a esconderse, debía ir a pelear, y era la realidad que tarde o temprano todos debían aceptar, en especial, ella.
Quería pasar los momentos antes del combate con ella.

Poco a poco, el viento había vuelto a soplar suavemente y con calidez, marcando de nuevo su tranquilidad y pensamientos, un recipiente con caramelos y chocolates había sido puesto en sus piernas.
-Ahora si, vamos, come conmigo...-depositando un suave beso pequeño en su mejilla, Buda había vuelto a comer, y ahora, con ella, proporcionandole pequeños mimos y caricias a la diosa que se esconde, que estaba a su lado, si bien estaba nerviosa por la pelea que no quería que pasara, quería estar el tiempo que faltaba con Buda, temiendo de los resultados y de no volver a verlo.

Temiendo de no volver a ver a su querido dios Buda, el caprichoso y caótico dios que, por una vez en toda su existencia, la había hecho sentir cómoda, sentir tan cómoda como para no esconderse cuando estaba con él.

Era la diosa que podía hacer que le compartiera su comida, a la que iba a dedicar su ronda victoriosa en el combate que debía enfrentar próximamente, sin aceptarlo, tal vez había empezado a sentir cosas por su acompañante y amiga, definitivamente sentía cosas por ella.

Si ganaba su ronda en el Ragnarok, definitivamente se lo diría.

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Mr. Loverman (shuumatsu no valkyrie/RoR one shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora