Mr. Loverman (shuumatsu no valkyrie/RoR one shots)

Hermes!¡ <scenarios>

Cuando en el monte mortal una Valkira se juntaba a dar los sermones diarios a los niños del pueblo, era escuchada y atendida con atención, pues las historias que contaba mientras peinaba a las niñas eran dignas de escuchar e impresionantes para el oído.

Después de todo, las valkiras habían estado unidas a la humanidad desde su principio.

-Yo me suicidé de la manera más hermosa... -hablaba la mayor, mientras trenzaba el cabello de una niña rubia, hablaba como un señor sabio y mayor, guiaba a los niños por el camino de la reflexión y el aprendizaje.

-¿Cómo, señorita Hygge?

Suspirando, observa al curioso niño a su lado, para sonreírle con melancolía.

-Me enamoré de alguien que nunca podré tener a mi lado.

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Cada 1000 años se llevaban a cabo conferencias para decidir sobre la raza humana.

Todo tenía y tiene un principio.

Las conferencias, y el motivo, era algo totalmente novedoso, tentador, que solo verificaba el poder de los dioses sobre una raza tan nula y flácida como lo eran los humanos, desde la traición de Adán y Eva, y el comienzo de la nueva especie, era solo cuestión de tiempo y suerte hasta que estuvieran exterminados.

Los convenios sobre la humanidad no eran más que una broma y una excusa del dios organizador, Zeus, para estar en contacto con otros dioses, y diosas, claro.

Era un evento nuevo, que traía a los dioses y semi-dioses a ver, la presencia de los nórdicos y los griegos era evidente, y, entre estos grupos, se encontraban por un lado las valkiras interesadas en saber de que se trataba, y, por otro lado, los 12 dioses griegos principales.

Cuando la votación había empezado, había sido un asombro para las semi-diosas nórdicas presentes el nivel de odio que los dioses tenían contra la humanidad, con el egoísmo que tenían.

Ahí era donde se había marcado la primera diferencia que llevaría a una matanza futura, muy, futura.

El lugar en donde se estaba llevando a cabo la alargada reunión (gracias a los coqueteos indebidos de Zeus con diosas casadas) era un bonito panteón abierto al universo, el universo era más frío de lo que se podía llegar a pensar, y por eso, ahí estaba el hijo favorito del nombrado, su mano derecha, su sirviente, Hermes, intentando servir y atender a todos los dioses disipados en sus charlas y encuentros.

En una postura perfecta y amable, se había acercado a cada hermana a ofrecerles mantas, cortesía de los griegos.

La hermana mayor, Brunhilde, había prohibido estrictamente a todas sus hermanas relacionarse con los griegos, pues sabía lo embusteros que podían llegar a ser, en especial con el anciano rondando, y respetando a su pobre esposa, prefería dejar fuera de su ira a cualquiera de su misma sangre.

La sangre no podía controlar el corazón de 14 hermanas.

La cuarta hermana, Hygge, era un alma libre, de hecho, su nombre significaba "la sabia", la que elegía por la paz, y la que enseñaba a sus hermanas menores como un viejo sabio a sus discípulos, no podía controlar su corazón con una simple advertencia.