Qin Shi ¿Huangs?

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Cuándo se había recostado a dormir, había dejado, sin preocupaciones, los bocetos y papeles tirados en el escritorio, debería decidir con cuál quedarse pronto para hacer a su personaje, pero, por esa noche, descansaría después de haber estado horas y horas dibujando y pensando distintas personalidades para su personaje histórico.




Era difícil diseñar personajes historicos con solo descripciones lejanas, pero ese era su trabajo, y debía dar lo mejor que podía en él.

Su versión del emperador olvidado era difícil, siendo que los papeles y pergaminos se habían perdido en el tiempo, y quedaban muy pocas evidencias de su existencia, cualquiera podía ser su personalidad y rostro, y el trabajo de ella era crear una recreación lo más acercada que se pudiera.

Podía ser de cualquier manera, nadie jamás lo sabría, nadie jamás tendría la verdad del viejo emperador chino, y, la historiadora e ilustradora, tomaba el trabajo más difícil, como el de retratar a personas de hace siglos atrás, olvidadas.

No había testigos de como Qin Shi Huang había sido, no quedaba ninguno, solo vagos relatos en pergaminos que se habían hecho viejos como el tiempo, que ahora descansaban en la pequeña oficina.



Que lamentable sería que, una de las tantas inscripciones, sin traducción específica, en una tinta casi invisible e ilegible con los años, llevara una maldición en ella, y el emperador tenía mucha gente que lo odiaba a él y a sus seguidores, y había ocultado algunas palabras mágicas en el manuscrito.


Qin Shi Huang era un dolor de cabeza para él, y cualquiera que tuviera aquél documento en sus manos, pasaría por su misma (y peor) tortura.

Lamentablemente, había llegado a las manos incorrectas, no deseadas.

Las manos indeseadas ahora acomodaban la almohada para dormir cómodamente, sin preocupaciones, cuando el sol saliera sería otro día distinto, otro día distinto en su vida normal y corriente.

Para la mala suerte de la profesional, no solo había despertado repentinamente de un mal sueño, claro que no, sinó que también había despertado en otro lugar, en una cama diferente, todo era diferente.



La cama, antes estándar, ahora era redonda y tenía sabanas totalmente blancas, la habitación era bastante grande, decorada de oro y con un aura naranja, las paredes, con ahora estampados de tigres o plantas, eran casi transparentes, como las del antiguo oriente.

La confusión se había combinado con pánico y miedo al ver una sombra pasar y posarse frente a la puerta, tapándose con rapidez, no sabía a que dios rezarle por su vida, pero le rezaba a todos los que había.

Escuchando la puerta movediza desplazarase y pasos acercarse,intentaba estar lo más quieta que podía, simplemente estaba aterrada de lo que sea que podía pasarle, sintiendo un peso a su lado y 2 manos rodeandole el cuerpo con lentitud, no evita sobresaltarse aún más.

Las 2 manos se habían acercado a la punta de la sábana que tapaba a la bolita humana temblorosa.

Retirandola de un momento a otro luego de una pausa, se había tapado la cara con la almohada.

Háo, cariño! ¡Buenos dias! ¿Oh? ¿Porqué te escondes, cariño? -el tono confundido del masculino se había hecho notar, acariciando su pelo, esperaba su respuesta y a que decidiera salir de su caparazón cual tortuga.

Mirando de reojo, la gran sorpresa y el grito habían venido cuando había visto al mismo emperador que estaba investigando y boceteando, su versión, ahí parada, hablando, respirando.

-¡Veo que estás muy feliz de verme! ¡Yo también lo estoy! ¡Siempre estoy feliz alrededor de mi cariño! -sonriente, besaría su frente sin preocupaciones- Woah~ incluso tu corazón se ha agitado, ¿Cómo haz dormido?

Mr. Loverman (shuumatsu no valkyrie/RoR one shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora