Sasaki Kojiro!¡ El tirano

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Los libros de mitología enseñaban a diferentes deidades en ellos, fuertes como piedras, en donde ningún, ni un solo humano, podía combatirlas, y jamás lo harían.

Entre las páginas de múltiples fuentes e idiomas, podrías encontrar ilustraciones, descripciones, e incluso relatos que consagraron a los dioses como lo que eran.

Aunque, entre todos los libros que leyeras de épocas antiguas, escritos cuando aún la vida se hacía a pié y a tierra, en los grandes imperios del mundo antiguo, siempre encontrarías una página en específico, arrancada o totalmente negra, alguien había descargado su furia contra aquellas páginas hacía milenios trás.

La ira del Dios había sido descargada ante los que relataban sin permiso su vida, mintiendo, haciendo relatos fantásticos restandole importancia o fuerza, esas cosas no hacían más que florecer el enojo en su pecho.

La humanidad era solo un conjunto de basura, según las propias palabras del dios Kojiro.

Dentro de los 13 dioses, era el más letal y más alejado de todos.

Vivía apartado en su palacio, y no dudaba en transmitir su odio por el resto de dioses y la aborrecible humanidad.

Los dioses no conspiran, los dioses no hacían alianzas, los dioses eran perfectos desde el comienzo, eran seres solitarios, que con solo mover un dedo podían matar ejercitos enteros, era la ira y la perfección al mismo tiempo.

Las veces que Kojiro salía de su gran palacio era para las conferencias de la humanidad, y poco más, no deseaba relacionarse con sus hermanos en absoluto, de hecho, con nadie que no estuviera a su nivel.

Tampoco recibía a absolutamente nadie ahí, solo sacando a una excepción.

que de vez en cuando tenía la voluntad de poner sus manos en su cuello hasta que la vida se le fuera, pero aún no lo hacía, meditaba hacerla o no.

Y esa persona andaba por los pasillos, buscando al tirano, ese día al parecer no era el suyo, podía ver la mirada de miedo en la servidumbre, quien le señalan rápidamente los aposentos del señor, indicándole que tuviera cuidado antes de entrar, debido a que nadie sabía si iba a ser capaz de enterrarle una katana en el pecho a la deidad.

No una diosa mayor, de hecho, solo era una semi-diosa de las verdad, reveladora de lo oculto, como tantas otras de culturas diferentes, que defendía el ciclo de la vida, la paz, y la muerte, Además, el dios se había acostumbrado tanto a la diosa, que tan solo dejaba que estuviera a su alrededor, a 3 kilómetros de distancia.

Ignorando las advertencias, había entrado en la boca del lobo, siendo recibida en primer lugar por una katana clavada a su lado.

-¿Qué te he dicho de entrar así a mis aposentos? ¿Qué se supone que haces aquí en primer lugar? Vete ahora mismo. -la dura e imponente presencia pesada se había hecho presente desde el primer momento, estaba sentado en su cama, con la cabeza gacha, pero aún así seguía dando miedo a quien sea que no estuviera acostumbrado a aquellas maneras.

-Me dijeron que algo paso, Kojiro. -bajando los escalones de la entrada, intenta acercarse- venía a tu jardín, pero veo que necesitas mí presencia.

La semi-diosa era conocida por poner fin a las guerras celestiales, una divinidad en contra de las formas violentas de sus mayores, que con sabiduría, sabía parar cruzadas y conocía los secretos más profundos de todos.

Tal vez sus trucos servirían con su amigo.

-Vete, ahora.

-Kojiro, solo deseo saber que te pasa y ayudarte sí así lo precisas, eres mi amigo más cercano, los amigos deben apoyarse entre si en los momentos necesarios.

Mr. Loverman (shuumatsu no valkyrie/RoR one shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora