Mr. Loverman (shuumatsu no valkyrie/RoR one shots)

Beelzebub!¡ 🔞 Bunny bar!¡

Odiaba su vida.

Simplemente la odiaba.

¿En que momento había decidido trabajar en aquél bar? Pensaba que iba a ser un trabajo normal, pero ahí estaba, vestido completamente de negro, de mala cara, y con 2 orejas de conejo.

No sabía cómo había durado tanto tiempo en ese puesto, atendiendo mesas y mesas con 2 orejas de conejo y un pompón en su delantal, ¿En que círculo del infierno estaba? Era horrible, horripilante.

Con mala cara y una bandeja en la mano, había suspirado de mala gana, era todo, no soportaba más la música ni las mujeres alzadas con sus compañeros, ya no quería ver más desnudes ni erotismo.

Dejando la bandeja en alguna mesa, se había retirado del público y entrado a la cocina, tal vez podía encontrar que hacer ahí, o ni eso, tal vez simplemente fumar un rato, alejado de aquél lugar.

Reposandose en una mesa, había suspirado profundamente, cansado de la rutina y de aquél, a su parecer, asqueroso lugar.

-¿Y a tí que te sucede? -apareciendo entre las estanterías, una joven con unos papeles y un bolígrafo había aparecido.

-¿Y tú quién eres?

-La que controla la sanitidad de los alimentos. -sonriendo, le había extendido una mano en forma de saludo, la cual había sido tomada y sacudida con tranquilidad- ¿Qué te sucede?

-Si te cuento mis problemas no saldrás de aquí en toda la noche...-sacando una cajetilla de cigarros de su bolsillo había prendido uno y comenzado a fumar.

-Tengo que chequear cada lata y cada alimento, tengo tiempo. -mirándolo de reojo, le había sonreído amablemente, abriendo una ventana- No deberías fumar, es malo para tú salud...

-Suficiente con el estrés que tengo...

-¿Te estresas trabajando en un bar de Playboys? -riendo, había anotado un par de cosas en sus papeles.

-Mujeres en grupos de amigas que quieren regalarle una recostada a alguien, gritos, demasiado sudor, a veces se confunden los que son bailarines y los que somos meseros... más de una vez me tocaron el trasero.

Carcajeando, se había tapado el rostro con los papeles, no podía creer que el bonito mesero tuviera tantos penares vestido de conejo.

-¿Te ríes de mí, uh? -acercandose, se había recargado a su lado, aún tomando y sacando el humo del cigarrillo de su boca.

-En absoluto, solo que la última frase fue graciosa...-negando, había intentado alcanzar unos alimentos de una estantería, siendo bajados por el hombre a su lado por ella.

-¿Cómo te llamas?

-Adivina.

-¿Chequeadora de comidas?

-Oh, no...si me llamas así entonces procederé a llamarte conejo.

-Eres muy graciosa, chequeadora de comida, muy. -dando otra pitada, la había dejado hacer su trabajo en silencio momentáneamente- ¿Vienes seguido aquí?

-2 veces por año, esta es la segunda que vengo, sabes que los bares son bastante vigilados, jamás se sabe si pueden escupir en los alimentos...o fumar en la cocina, anotaré eso.

-¿Porqué vas a mandarme al frente? Vamos...-bloqueandole el paso con el brazo, la había observado- Te veo por una vez en tu vida, te cuento mis problemas ¿Y vas a delatarme? Que mala eres...